Yo nunca olvidaré el dolor que sentí cuando uno de mis hijos adolescentes vino a mí y me confesó, “Papá, ni una vez he sentido que te he complacido. Nunca me sentí merecedor de tu amor. Siento que te he defraudado toda mi vida. Tú debes de estar realmente decepcionado de mí.”
Nunca una palabra me ha dolido más. Yo me pregunté qué habré hecho para hacer que mi hijo se sintiera de esa manera. Luego, con un dolor profundo en mi corazón, abracé a mi joven el cual tenía los ojos llenos de lágrimas. Yo pensé, “Cuán equivocado está. Yo siempre le he mostrado mi amor a este mi niño. Se lo he dicho con palabras y se lo he demostrado una y otra vez. Todos
mis otros hijos se sienten seguros en mi amor. ¿Cómo puede este hijo tener esta idea falsa por tanto tiempo y cargar con tanta miseria y culpa innecesaria?”
Le dije a mi hijo amado, “Tú siempre has sido especial para mí. Es más, has sido la niña de mis ojos. Cuando pienso en ti, todo mi ser se ilumina. Es verdad que has hecho cosas necias a veces, pero también las han hecho tus otros hermanos. Y estás perdonado. Tú te arrepentiste y yo nunca pensé que tú eras menos. Tú eres sólo una alegría para mí. Toda tu vida me ha traído felicidad. Has sido un deleite para mi corazón.”
Y así es con muchos Cristianos en su relación con nuestro Padre celestial. El diablo ha convencido a esos creyentes que lo único que han hecho es decepcionar a Dios y que nunca podrán complacerlo. Así que ellos simplemente no aceptan el amor de Dios. En lugar de eso, ellos viven como si Dios estuviera siempre derramando su ira sobre ellos. Cuán horrible manera de vivir. Y cuán dolido está Dios cuando ve a sus hijos vivir de esa manera.
Amado, desde el día que usted nació, usted ha sido muy especial para su Padre celestial.
David Wilkerson
Que tengas un buen día!
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