En 1879, el producto de mayor venta de Procter and Gamble eran las velas. Debido a que Thomas Edison había inventado el bombillo eléctrico, parecía que las velas se convertirían en algo obsoleto y que la compañía enfrentaría grandes problemas. Sus temores se hicieron realidad cuando el mercado de las velas se derrumbó. El pronóstico económico para la compañía era nada prometedor.
Sin embargo, alrededor de este tiempo, un distraído empleado en una pequeña fábrica en Cincinnati olvidó apagar su máquina cuando fue a almorzar. El resultado fue una ligera masa de espumas llena de burbujas de aire. Por poco tira todo aquel desorden a la basura, pero en vez de ello decidió hacer jabón.
Resulta que el jabón flotó, y fue así como nació el jabón Ivory. Se convirtió en el sostén principal de Procter and Gamble.
El destino había representado un dramático papel al sacar a la jadeante compañía de la bancarrota.
¿Por qué era tan especial el jabón flotante? En aquellos tiempos, algunas personas se bañaban en el río. El jabón flotante nunca se hundía, y como resultado no se perdía. A la larga el jabón Ivory se convirtió en un producto de alta venta en todo el país.
La energía que hace a un niño difícil de dominar, es la energía que más adelante lo convierte en uno que domina la vida.
¡Usa tus energías y creatividad para convertir tus errores en éxitos!.
1 Tesalonicenses 5:11
Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros.
17 de diciembre de 2008
Hongos en el techo
¿Alguna vez tuvo problemas de hongos o moho en las paredes o techos de su casa?
Si la respuesta es si, seguramente va a entender perfectamente lo que a continuación voy a relatar.
El año pasado me encontraba realmente cansado de entrar a mi casa y ver las grandes manchas que provocaban los hongos en las paredes y techos de mi casa. Sentía vergüenza cada vez que nuestras amistades venían de visita.
Pero el presupuesto no admitía el gasto de materiales para pintar la casa, así que debíamos esperar pacientemente hasta obtener los recursos necesarios para quitar estos endemoniados hongos que, además, aumentaban severamente mis síntomas de alergia teniendo que soportar cientos de estornudos por día.
Al fin llegó el día que pudimos comprar la pintura, obtuvimos la mejor pintura antihongos del mercado, antes de comenzar a pintar, tal como nos recomendó el vendedor, limpiamos bien a fondo con hipoclorito para quitar los hongos que en ese momento disfrutaban una confortable estadía en mi casa.
Antes de abrir el enorme tarro de pintura, me deleitaba en las instrucciones que prometían la "erradicación total de los hongos de paredes y cielorrasos", en esos momentos me sentía flotar en las nubes, una sonrisa dibujaba mi rostro al pensar que nunca mas tendría que soportar la presencia de estos insoportables y olorosos hongos en mi hogar.
Al terminar de pintar, al estilo Miguel Ángel o Vincent Van Gogh, pude contemplar con tremenda satisfacción la obra que había realizado sabiendo que se trataba de un adiós definitivo a mis problemas.
Pero al llegar el invierno nos dimos cuenta que habíamos cometido un error tremendo, no tuvimos la precaución de reparar las grietas que se habían formado en el techo, que eran la verdadera causa de la humedad y por consiguiente de los hongos.
Entonces tuvimos que pasar otro invierno mas con los hongos...
El error que cometí en mi casa es muy similar a los errores que llegamos a cometer en nuestras vidas. Debemos reconocer que generalmente pasamos mucho tiempo enfocándonos en cambios "vistosos", cambios de apariencia, cambios que nos harán ver bien cuando lleguen las visitas, pero que no resolverán el problema de los hongos que poco a poco destruyen nuestras vidas.
Nos enfocamos en ganar más dinero cuando lo que tenemos que aprender primero es administrarlo bien. Buscamos una relación física cuando la pasión surge de un corazón lleno de amor que comprende y busca satisfacer las necesidades del otro, evadimos las discusiones en lugar de buscar un momento para comunicarnos. Y las grietas se agrandan en nuestra alma por la falta de perdón en nuestro corazón.
Los cambios en nuestras áreas de necesidad son indispensables.
Para Dios no pasan desapercibidas sus áreas de necesidad. Él está atento a las manchas de su corazón, se interesa en las pequeñas grietas que están afectando su vida espiritual.
¿Sabe por qué?
Porque Dios le ama.
Por sorprendente y extraño que le pueda parecer Dios nos ha concedido una posición privilegiada dentro de sus prioridades. No tenga miedo de exponer ante Él sus grietas internas, Él sabrá que hacer, y al mismo tiempo le indicará la parte que le corresponde hacer a usted.
Dios ve no como el hombre ve, pues el hombre mira la apariencia exterior, pero el Señor mira el corazón.
1 Samuel 16:7
Si la respuesta es si, seguramente va a entender perfectamente lo que a continuación voy a relatar.
El año pasado me encontraba realmente cansado de entrar a mi casa y ver las grandes manchas que provocaban los hongos en las paredes y techos de mi casa. Sentía vergüenza cada vez que nuestras amistades venían de visita.
Pero el presupuesto no admitía el gasto de materiales para pintar la casa, así que debíamos esperar pacientemente hasta obtener los recursos necesarios para quitar estos endemoniados hongos que, además, aumentaban severamente mis síntomas de alergia teniendo que soportar cientos de estornudos por día.
Al fin llegó el día que pudimos comprar la pintura, obtuvimos la mejor pintura antihongos del mercado, antes de comenzar a pintar, tal como nos recomendó el vendedor, limpiamos bien a fondo con hipoclorito para quitar los hongos que en ese momento disfrutaban una confortable estadía en mi casa.
Antes de abrir el enorme tarro de pintura, me deleitaba en las instrucciones que prometían la "erradicación total de los hongos de paredes y cielorrasos", en esos momentos me sentía flotar en las nubes, una sonrisa dibujaba mi rostro al pensar que nunca mas tendría que soportar la presencia de estos insoportables y olorosos hongos en mi hogar.
Al terminar de pintar, al estilo Miguel Ángel o Vincent Van Gogh, pude contemplar con tremenda satisfacción la obra que había realizado sabiendo que se trataba de un adiós definitivo a mis problemas.
Pero al llegar el invierno nos dimos cuenta que habíamos cometido un error tremendo, no tuvimos la precaución de reparar las grietas que se habían formado en el techo, que eran la verdadera causa de la humedad y por consiguiente de los hongos.
Entonces tuvimos que pasar otro invierno mas con los hongos...
El error que cometí en mi casa es muy similar a los errores que llegamos a cometer en nuestras vidas. Debemos reconocer que generalmente pasamos mucho tiempo enfocándonos en cambios "vistosos", cambios de apariencia, cambios que nos harán ver bien cuando lleguen las visitas, pero que no resolverán el problema de los hongos que poco a poco destruyen nuestras vidas.
Nos enfocamos en ganar más dinero cuando lo que tenemos que aprender primero es administrarlo bien. Buscamos una relación física cuando la pasión surge de un corazón lleno de amor que comprende y busca satisfacer las necesidades del otro, evadimos las discusiones en lugar de buscar un momento para comunicarnos. Y las grietas se agrandan en nuestra alma por la falta de perdón en nuestro corazón.
Los cambios en nuestras áreas de necesidad son indispensables.
Para Dios no pasan desapercibidas sus áreas de necesidad. Él está atento a las manchas de su corazón, se interesa en las pequeñas grietas que están afectando su vida espiritual.
¿Sabe por qué?
Porque Dios le ama.
Por sorprendente y extraño que le pueda parecer Dios nos ha concedido una posición privilegiada dentro de sus prioridades. No tenga miedo de exponer ante Él sus grietas internas, Él sabrá que hacer, y al mismo tiempo le indicará la parte que le corresponde hacer a usted.
Dios ve no como el hombre ve, pues el hombre mira la apariencia exterior, pero el Señor mira el corazón.
1 Samuel 16:7
15 de diciembre de 2008
ELEFANTES PELIGROSOS
Llegó una llamada urgente al departamento de ganadería en Kenia, África, con el fin de avisar que un elefante muy peligroso había matado a varios hombres. En tales casos en que un animal ha adquirido el hábito de atacar a seres humanos, hay que encontrar al animal y matarlo, ya que durante toda su vida seguirá haciendo lo mismo.
Después de varios días encontraron el elefante y lo mataron gracias a la pericia de expertos cazadores. Al sacarle los colmillos, encontraron una bala disparada al elefante muchos años antes. Ese pedazo de plomo estaba presionando un nervio, que tuvo que haberle causado un dolor agudo desde ese entonces. A eso se debía seguramente el que el elefante se hubiera vuelto cazador de hombres.
Así como se explica la matanza de hombres por parte del elefante agredido por un hombre, también se explica la violencia que, en nuestra sociedad, la víctima de violencia les inflige a otros seres humanos. En los dos casos la violencia se explica, pero no se justifica, como tampoco se justifica que se aplique la llamada ley del Talión, castigo que consiste en infligir al agresor un daño igual al causado por él. La violencia no resuelve nada; al contrario, engendra más violencia, y ese ciclo de violencia nunca se acaba. Por eso hay tantas víctimas de maltrato físico o verbal y de abuso deshonesto que tratan de igual modo a su cónyuge y a sus hijos. Lo aprenden de sus padres y parientes mayores, y luego se les hace casi imposible dejar de tratar con violencia a los miembros del hogar que forman ellos mismos.
A eso se debe que Jesucristo, en su conocido Sermón del Monte, enseñara: «Ustedes han oído que se dijo: «“Ojo por ojo y diente por diente.” Pero yo les digo:... Si alguien te pega en una mejilla, vuélvele también la otra.... Ustedes han oído que se dijo: “Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo.” Pero yo les digo:... Amen a sus enemigos, hagan bien a quienes los odian,... oren por quienes los maltratan.» (1)
Cristo no sólo enseñó la no violencia, sino que la vivió y murió practicándola. Frente al falso testimonio, a la humillación y a los azotes que sufrió en su juicio inmerecido ante Pilato y Herodes, Jesús no se defendió en absoluto, ni siquiera de palabra. Y cuando lo clavaron a una cruz, puso en práctica su enseñanza de amar a quienes lo maltrataban y de orar por ellos diciendo: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.» (2)
Todo esto lo hizo Cristo porque su misión era amarnos hasta el punto de sufrir violencia y muerte por nosotros a fin de salvarnos de la violencia de este mundo y darnos paz. Fue así como dejó sentado el principio de que lo único que lo vence todo, incluso la violencia, es el amor.
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Después de varios días encontraron el elefante y lo mataron gracias a la pericia de expertos cazadores. Al sacarle los colmillos, encontraron una bala disparada al elefante muchos años antes. Ese pedazo de plomo estaba presionando un nervio, que tuvo que haberle causado un dolor agudo desde ese entonces. A eso se debía seguramente el que el elefante se hubiera vuelto cazador de hombres.
Así como se explica la matanza de hombres por parte del elefante agredido por un hombre, también se explica la violencia que, en nuestra sociedad, la víctima de violencia les inflige a otros seres humanos. En los dos casos la violencia se explica, pero no se justifica, como tampoco se justifica que se aplique la llamada ley del Talión, castigo que consiste en infligir al agresor un daño igual al causado por él. La violencia no resuelve nada; al contrario, engendra más violencia, y ese ciclo de violencia nunca se acaba. Por eso hay tantas víctimas de maltrato físico o verbal y de abuso deshonesto que tratan de igual modo a su cónyuge y a sus hijos. Lo aprenden de sus padres y parientes mayores, y luego se les hace casi imposible dejar de tratar con violencia a los miembros del hogar que forman ellos mismos.
A eso se debe que Jesucristo, en su conocido Sermón del Monte, enseñara: «Ustedes han oído que se dijo: «“Ojo por ojo y diente por diente.” Pero yo les digo:... Si alguien te pega en una mejilla, vuélvele también la otra.... Ustedes han oído que se dijo: “Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo.” Pero yo les digo:... Amen a sus enemigos, hagan bien a quienes los odian,... oren por quienes los maltratan.» (1)
Cristo no sólo enseñó la no violencia, sino que la vivió y murió practicándola. Frente al falso testimonio, a la humillación y a los azotes que sufrió en su juicio inmerecido ante Pilato y Herodes, Jesús no se defendió en absoluto, ni siquiera de palabra. Y cuando lo clavaron a una cruz, puso en práctica su enseñanza de amar a quienes lo maltrataban y de orar por ellos diciendo: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.» (2)
Todo esto lo hizo Cristo porque su misión era amarnos hasta el punto de sufrir violencia y muerte por nosotros a fin de salvarnos de la violencia de este mundo y darnos paz. Fue así como dejó sentado el principio de que lo único que lo vence todo, incluso la violencia, es el amor.
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1 Mt 5:38-40,43‑44a; Lc 6:27‑29ª
2 Lc 23:34
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2 Lc 23:34
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13 de diciembre de 2008
TEORÍA DE LAS VENTANAS ROTAS
En 1969, en la Universidad de Stanford (EEUU), el Prof. Phillip Zimbardo realizó un experimento de psicología social. Dejó dos autos abandonados en la calle, dos autos idénticos, la misma marca, modelo y hasta color. Uno lo dejó en el Bronx, por entonces una zona pobre y conflictiva de Nueva York y el otro en Palo Alto, una zona rica y tranquila de California. Dos autos idénticos abandonados, dos barrios con poblaciones muy diferentes y un equipo de especialistas en psicología social estudiando las conductas de la gente en cada sitio.
Resultó que el auto abandonado en el Bronx comenzó a ser bandalizado en pocas horas. Perdió las llantas, el motor, los espejos, el radio, etc. Todo lo aprovechable se lo llevaron, y lo que no lo destruyeron. En cambio el auto abandonado en Palo Alto se mantuvo intacto.
Es común atribuir a la pobreza las causas del delito. Atribución en la que coinciden las posiciones ideológicas más conservadoras, (de derecha y de izquierda). Sin embargo, el experimento en cuestión no finalizó ahí, cuando el auto abandonado en el Bronx ya estaba deshecho y el de Palo Alto llevaba una semana impecable, los investigadores rompieron un vidrio del automóvil de Palo Alto.
El resultado fue que se desató el mismo proceso que en el Bronx, y el robo, la violencia y el vandalismo redujeron el vehículo al mismo estado que el del barrio pobre.
¿Por qué el vidrio roto en el auto abandonado en un vecindario supuestamente seguro es capaz de disparar todo un proceso delictivo?
No se trata de pobreza. Evidentemente es algo que tiene que ver con la psicología humana y con las relaciones sociales. Un vidrio roto en un auto abandonado transmite una idea de deterioro, de desinterés, de despreocupación que va rompiendo códigos de convivencia, como de ausencia de ley, de normas, de reglas, como que vale todo. Cada nuevo ataque que sufre el auto reafirma y multiplica esa idea, hasta que la escalada de actos cada vez peores se vuelve incontenible, desembocando en una violencia irracional.
En experimentos posteriores (James Q. Wilson y George Kelling) desarrollaron la 'teoría de las ventanas rotas', misma que desde un punto de vista criminológico concluye que el delito es mayor en las zonas donde el descuido, la suciedad, el desorden y el maltrato son mayores.
Si se rompe un vidrio de una ventana de un edificio y nadie lo repara, pronto estarán rotos todos los demás. Si una comunidad exhibe signos de deterioro y esto parece no importarle a nadie, entonces allí se generará el delito. Si se cometen 'pequeñas faltas' (estacionarse en lugar prohibido, exceder el límite de velocidad o pasarse una luz roja) y las mismas no son sancionadas, entonces comenzarán faltas mayores y luego delitos cada vez más graves.
Si los parques y otros espacios públicos deteriorados son progresivamente abandonados por la mayoría de la gente (que deja de salir de sus casas por temor a las pandillas), esos mismos espacios abandonados por la gente son progresivamente ocupados por los delincuentes.
La teoría de las ventanas rotas fue aplicada por primera vez a mediados de la década de los 80 en el metro de Nueva York, el cual se había convertido en el punto más peligroso de la ciudad. Se comenzó por combatir las pequeñas transgresiones: graffitis deteriorando el lugar, suciedad de las estaciones, ebriedad entre el público, evasiones del pago del pasaje, pequeños robos y desórdenes. Los resultados fueron evidentes. Comenzando por lo pequeño se logró hacer del metro un lugar seguro.
Posteriormente, en 1994, Rudolph Giuliani, alcalde de Nueva York, basado en la teoría de las ventanas rotas y en la experiencia del metro, impulsó una política de 'tolerancia cero'.
La estrategia consistía en crear comunidades limpias y ordenadas, no permitiendo transgresiones a la ley y a las normas de convivencia urbana.
El resultado práctico fue un enorme abatimiento de todos los índices criminales de la ciudad de Nueva York.
La expresión 'tolerancia cero' suena a una especie de solución autoritaria y represiva, pero su concepto principal es más bien la prevención y promoción de condiciones sociales de seguridad.
No se trata de linchar al delincuente, ni de la prepotencia de la policía, de hecho, respecto de los abusos de autoridad debe también aplicarse la tolerancia cero.
No es tolerancia cero frente a la persona que comete el delito, sino tolerancia cero frente al delito mismo.
Se trata de crear comunidades limpias, ordenadas, respetuosas de la ley y de los códigos básicos de la convivencia social humana, como la que no tenemos ahora, pero que si quisieramos tener....
Resultó que el auto abandonado en el Bronx comenzó a ser bandalizado en pocas horas. Perdió las llantas, el motor, los espejos, el radio, etc. Todo lo aprovechable se lo llevaron, y lo que no lo destruyeron. En cambio el auto abandonado en Palo Alto se mantuvo intacto.
Es común atribuir a la pobreza las causas del delito. Atribución en la que coinciden las posiciones ideológicas más conservadoras, (de derecha y de izquierda). Sin embargo, el experimento en cuestión no finalizó ahí, cuando el auto abandonado en el Bronx ya estaba deshecho y el de Palo Alto llevaba una semana impecable, los investigadores rompieron un vidrio del automóvil de Palo Alto.
El resultado fue que se desató el mismo proceso que en el Bronx, y el robo, la violencia y el vandalismo redujeron el vehículo al mismo estado que el del barrio pobre.
¿Por qué el vidrio roto en el auto abandonado en un vecindario supuestamente seguro es capaz de disparar todo un proceso delictivo?
No se trata de pobreza. Evidentemente es algo que tiene que ver con la psicología humana y con las relaciones sociales. Un vidrio roto en un auto abandonado transmite una idea de deterioro, de desinterés, de despreocupación que va rompiendo códigos de convivencia, como de ausencia de ley, de normas, de reglas, como que vale todo. Cada nuevo ataque que sufre el auto reafirma y multiplica esa idea, hasta que la escalada de actos cada vez peores se vuelve incontenible, desembocando en una violencia irracional.
En experimentos posteriores (James Q. Wilson y George Kelling) desarrollaron la 'teoría de las ventanas rotas', misma que desde un punto de vista criminológico concluye que el delito es mayor en las zonas donde el descuido, la suciedad, el desorden y el maltrato son mayores.
Si se rompe un vidrio de una ventana de un edificio y nadie lo repara, pronto estarán rotos todos los demás. Si una comunidad exhibe signos de deterioro y esto parece no importarle a nadie, entonces allí se generará el delito. Si se cometen 'pequeñas faltas' (estacionarse en lugar prohibido, exceder el límite de velocidad o pasarse una luz roja) y las mismas no son sancionadas, entonces comenzarán faltas mayores y luego delitos cada vez más graves.
Si los parques y otros espacios públicos deteriorados son progresivamente abandonados por la mayoría de la gente (que deja de salir de sus casas por temor a las pandillas), esos mismos espacios abandonados por la gente son progresivamente ocupados por los delincuentes.
La teoría de las ventanas rotas fue aplicada por primera vez a mediados de la década de los 80 en el metro de Nueva York, el cual se había convertido en el punto más peligroso de la ciudad. Se comenzó por combatir las pequeñas transgresiones: graffitis deteriorando el lugar, suciedad de las estaciones, ebriedad entre el público, evasiones del pago del pasaje, pequeños robos y desórdenes. Los resultados fueron evidentes. Comenzando por lo pequeño se logró hacer del metro un lugar seguro.
Posteriormente, en 1994, Rudolph Giuliani, alcalde de Nueva York, basado en la teoría de las ventanas rotas y en la experiencia del metro, impulsó una política de 'tolerancia cero'.
La estrategia consistía en crear comunidades limpias y ordenadas, no permitiendo transgresiones a la ley y a las normas de convivencia urbana.
El resultado práctico fue un enorme abatimiento de todos los índices criminales de la ciudad de Nueva York.
La expresión 'tolerancia cero' suena a una especie de solución autoritaria y represiva, pero su concepto principal es más bien la prevención y promoción de condiciones sociales de seguridad.
No se trata de linchar al delincuente, ni de la prepotencia de la policía, de hecho, respecto de los abusos de autoridad debe también aplicarse la tolerancia cero.
No es tolerancia cero frente a la persona que comete el delito, sino tolerancia cero frente al delito mismo.
Se trata de crear comunidades limpias, ordenadas, respetuosas de la ley y de los códigos básicos de la convivencia social humana, como la que no tenemos ahora, pero que si quisieramos tener....
Alegre y Triste
Cuenta una vieja leyenda que tres hombres estaban una vez cruzando un desierto a caballo durante la noche. Cuando se acercaban a un riachuelo seco escucharon una voz que les ordenó desmontarse, recoger unas piedras, ponérselas en los bolsillos, y no mirarlas hasta la mañana siguiente. A los hombres se les prometió que si obedecían, iban a estar alegres y tristes a la vez. luego de hacer lo que les indicaron, los tres montaron en sus caballos y siguieron su camino.
Cuando empezaron a salir los primeros rayos de sol, los hombres se metieron la mano en los bolsillos para sacar las piedras. Para su gran sorpresa, se habían transformado en diamantes, rubíes y otras gemas preciosas. Fue entonces cuando se dieron cuenta del significado de la promesa de que estarían alegres y tristes a la vez. Estaban alegres por haber escogido la cantidad de piedras que recogieron, pero tristes -muy tristes- por no haber recogido más.
Yo me pregunto si nosotros vamos a sentir lo mismo cuando lleguemos al cielo. Estaremos contentos con el tesoro que nos acumulamos en el cielo mientras estábamos en la tierra, y gozosos por las recompensas que Cristo nos dará. Pero también lamentaremos no haber hecho más para servirle.
Saquemos el máximo provecho a nuestras oportunidades para que estemos más alegres que tristes.
Mateo 6:19-20
No os acumuléis tesoros en la tierra... sino acumulaos tesoros en los cielos...
11 de diciembre de 2008
¿En qué reside la dignidad?
¿En qué reside la dignidad?
Un carpintero tenía un hermano que era un músico famoso. Cuando su hermano vino de visita a la compañía constructora donde trabajaba, el capataz le dijo:
-Debe estar orgulloso de tener un hermano que el mundo entero conoce por su música.
Luego, sintiendo que quizá había menospreciado a su empleado, agregó con torpeza:
-Por supuesto, no todos en la familia pueden tener el mismo talento.
-Usted tiene razón. Mi hermano no sabe nada acerca de construir una casa. Tiene la suerte de poder contratar a otros para que le construyan la suya.
El músico afirmó y agregó:
-Tanto mi hermano como yo trabajamos con las manos. Yo sostengo un instrumento musical en las mías y él un martillo en las suyas.
No todos tenemos el llamado a transitar a través de la vida por los mismos caminos. Si así fuera, ¡no cabe duda que veríamos muy concurrido nuestro camino!
Booker T.Washington escribió en el libro Desde la Esclavitud: Hay tanta dignidad en labrar el campo como en escribir un poema. La dignidad reside en el corazón y en la actitud del hombre, no en la descripción de su trabajo.
Todo llamado es grande si se persigue tenazmente.
Filipenses 3:14
Prosigo hacia la meta para obtener el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
CUANDO CAMINES POR EL FUEGO, NO TE QUEMARÁS!
El fuego comenzó después de la medianoche. Quizá fue accidental. No se sabe. Lo que sí se sabe es que cuando el fuego comienza, en esas montañas cálidas y secas de Malibú cerca de Los Ángeles, California, en pocos minutos se vuelve un infierno. Eddie Bedrosián, de diecisiete años de edad, estaba en su cuarto a las cuatro de la mañana cuando se dio cuenta de la conflagración.
Eddie no pudo menos que alarmarse al ver cómo el fuego devoraba enormes extensiones de terreno cerca de su casa. En la casa estaban sólo él y su abuela, Hazel Bedrosián, de noventa y dos años de edad. Las llamas se acercaban a su casa, y él sabía que algo tenía que hacer.
Tomando una decisión del momento y con fuerza sobrehumana, el muchacho despertó a su abuela, la alzó en sus brazos y la cargó 400 metros, pasando en medio del bosque encendido. Esa era la única salida. Batalló contra la espesa maleza, contra el viento y contra el fuego que los rodeaba.
¿Qué lo sostuvo en esa prueba, dándole fuerzas suficientes para salvar a la anciana y salvarse él? La respuesta que dio Eddie fue: «Fe en Dios».
Hay momentos en la vida cuando no hay lugar para discusiones teológicas, ni filosofías humanas ni debates ideológicos. Momentos como ese son momentos para clamar al Dios Todopoderoso. Son momentos para gritar una oración desde el fondo ardiente de nuestro ser: «Señor, ¡sálvame!» Así gritó Eddie Bedrosián, y así grito su abuela Hazel. Y Dios los salvó.
En el libro del profeta Isaías, Dios promete: «Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te cubrirán sus aguas; cuando camines por el fuego, no te quemarás ni te abrasarán las llamas» (Isaías 43:2). Fueron pasajes como este, conocidos por Eddie y su abuela, que los sustentó y les infudió fe. Lo cierto es que el caso fue el asombro de los siete mil bomberos de Los Ángeles, California, que apenas pudieron contener las llamas.
Nadie tiene asegurada la vida física. Ya sea por un incendio, o un terremoto, o una inundación o una enfermedad, nadie tiene asegurada su vida física. Lo que sí podemos tener asegurado es nuestro estado espiritual eterno. Podemos saber, aun aquí en esta dimensión humana, que hay un cielo que nos espera, porque Cristo dio su vida por nosotros.
Vivamos cerca de Cristo. Mantengamos una relación continua con Él. Lo físico va de paso. Aseguremos nuestro lugar eterno al lado de nuestro Señor.
Eddie no pudo menos que alarmarse al ver cómo el fuego devoraba enormes extensiones de terreno cerca de su casa. En la casa estaban sólo él y su abuela, Hazel Bedrosián, de noventa y dos años de edad. Las llamas se acercaban a su casa, y él sabía que algo tenía que hacer.
Tomando una decisión del momento y con fuerza sobrehumana, el muchacho despertó a su abuela, la alzó en sus brazos y la cargó 400 metros, pasando en medio del bosque encendido. Esa era la única salida. Batalló contra la espesa maleza, contra el viento y contra el fuego que los rodeaba.
¿Qué lo sostuvo en esa prueba, dándole fuerzas suficientes para salvar a la anciana y salvarse él? La respuesta que dio Eddie fue: «Fe en Dios».
Hay momentos en la vida cuando no hay lugar para discusiones teológicas, ni filosofías humanas ni debates ideológicos. Momentos como ese son momentos para clamar al Dios Todopoderoso. Son momentos para gritar una oración desde el fondo ardiente de nuestro ser: «Señor, ¡sálvame!» Así gritó Eddie Bedrosián, y así grito su abuela Hazel. Y Dios los salvó.
En el libro del profeta Isaías, Dios promete: «Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te cubrirán sus aguas; cuando camines por el fuego, no te quemarás ni te abrasarán las llamas» (Isaías 43:2). Fueron pasajes como este, conocidos por Eddie y su abuela, que los sustentó y les infudió fe. Lo cierto es que el caso fue el asombro de los siete mil bomberos de Los Ángeles, California, que apenas pudieron contener las llamas.
Nadie tiene asegurada la vida física. Ya sea por un incendio, o un terremoto, o una inundación o una enfermedad, nadie tiene asegurada su vida física. Lo que sí podemos tener asegurado es nuestro estado espiritual eterno. Podemos saber, aun aquí en esta dimensión humana, que hay un cielo que nos espera, porque Cristo dio su vida por nosotros.
Vivamos cerca de Cristo. Mantengamos una relación continua con Él. Lo físico va de paso. Aseguremos nuestro lugar eterno al lado de nuestro Señor.
8 de diciembre de 2008
Lecciones que duran toda la vida
¿Sabes que está mal lo que has hecho, verdad?
Las palabras resonaron en la mente de Sarita al volver a casa de la escuela. Era una buena estudiante; nunca había copiado en su vida. Pero, esa última tarea había sido muy difícil. En un momento de desesperación, se la copió a una compañera.
La profesora, la señora Martínez, le había pedido que se quedara después de clase y Sarita sabía lo que se avecinaba. Aun así, se asombró cuando la señora Martínez le preguntó si, en realidad, ése era su trabajo.
Sí, les respondió, y se preguntó por qué había mentido.
Mirándola a los ojos, la señora Martínez, le dijo con suavidad: ¿Sabes que está mal lo que has hecho, verdad? Piensa esta noche en la respuesta y mañana te voy a volver a preguntar si ése es tu trabajo.
Fue una noche muy larga para Sarita. Estaba casi por terminar la secundaria, y se había ganado una buena reputación debido a su honestidad y amabilidad. Nunca había copiada ningún trabajo, y ahora quería arreglar su error mintiéndole deliberadamente a una persona a quien quería y admiraba. A la mañana siguiente se presentó ante la señora Martínez mucho antes que empezaran las clases y le confesó su mala acción. Recibió la apropiada consecuencia de su comportamiento: un cero por su trabajo, y por primera vez en su vida, el castigo de tener que quedarse después de la clase.
Años después, Sarita pensaba con frecuencia en esa experiencia y sentía gratitud por la corrección en amor de alguien a quien ella respetaba. La señora Martínez estuvo dispuesta a ayudarla a tomar decisiones correctas, a pesar de su deshonestidad. Para Sarita, ésa fue una lección que le duraría toda la vida acerca de cómo asumir responsabilidad por acciones deshonestas, y hacer lo correcta sin importarle las consecuencias.
Efesios 4:15
Hablando la verdad en amor.
Alcanza tus sueños
El señor Benítez, dueño de una ferretería, buscaba un empleado. Varios jóvenes respondieron al aviso, pero él finalmente circunscribió su decisión a tres personas: Pablo, Juan y Diego.
Entonces creó un sistema de selección definitivo. Le dio a cada uno de los muchachos un destornillador nuevo de diseño innovador y les dijo que se lo entregaran a C.M. Henríquez, en la calle Los Aromos 314.
Al cabo de un rato Pablo llamó al negocio para confirmar si la altura de la calle era 413 en vez de 314, y más tarde regresó con la noticia de que no había ninguna vivienda en esa dirección.
Cuando Juan regresó, informó que en los Aromos 314 había una funeraria, y que el señor Henríquez había vivido en el segundo piso de la propiedad, pero que se había mudado.
Diego demoró más que los otros muchachos. Al igual que Juan, averiguó que el señor Henríquez se había mudado, pero además consiguió la nueva dirección fue allí. El hombre no recordaba haber encargado un destornillador , mas cuando Diego le describió las exclusivas características de la herramienta y le dijo el precio, el señor Henríquez lo compró y lo pagó en el acto.
¿Cuál de estos jóvenes obtuvo el puesto? Diego, por supuesto. Le habían encargado una tarea y la llevó a cabo. Un líder no permite que ningún obstáculo le impida alcanzar las metas. La persistencia y la paciencia producen beneficios.
Proverbios 22:29
¿Has visto a alguien diligente en su trabajo? Se codeará con reyes, y nunca será un Don Nadie.
5 de diciembre de 2008
La Vasija de la Misericordia
El maestro estaba buscando una vasija para usar. En el estante había muchas- ¿Cuál escogería?. Llévame, gritó la dorada. "Soy brillante, tengo un gran valor y todo lo que hago, lo hago bien; mi belleza y mi brillo sobrepasa al resto y para alguien como tú, Maestro, el oro sería lo mejor".
El maestro pasó sin pronunciar palabra; él vio una plateada, angosta y alta; " Yo te sirvo amado Maestro, vertería tu vino y estaría en tu mesa cada vez que comieras; mis líneas son agraciadas y mis esculturas son originales, y la plata te alabaría para siempre".
Sin prestar atención el Maestro camino hacia la de bronce, era superficial, con una boca ancha y brillaba como un espejo: " Aquí.. Aquí" grito la vasija. "Se que te seré útil, colócame en tu mesa donde todos me vean". "Mírame" gritó una copa de cristal muy limpia. "Mi transparencia muestra mi contenido claramente, soy frágil y te serviré con orgullo y se con seguridad que seré feliz de morar en tu casa".
Vino el maestro seguidamente hacia la vasija de madera, sólidamente pulida y tallada: "Me puedes usar Maestro amado, pero úsame para las frutas dulces y no para el insípido pan" Luego el Maestro miró hacia abajo y fijó sus ojos en una vasija de barro, vacía, quebrantada y destruida, ninguna esperanza tenía la vasija de que el Maestro la pudiera escoger para depurarla y volverla a formar, para llenarla y usarla.
Ah, esta es la vasija que he deseado encontrar, la restauraré y la usaré, la haré toda mía". "No necesito la vasija que se enorgullezca de si misma, ni la que se luzca en el estante, ni la de boca ancha, ruidosa y superficial, ni la que demuestre su contenido con orgullo, ni la que piensa que todo lo puede hacer correctamente, pero si esta sencilla llena de mi fuerza y de mi poder" Cuidadosamente el Maestro levantó la vasija de barro; la restauró y purificó y la llenó en ese día, Le habló tiernamente diciéndole: "Tienes mucho que hacer solamente viértete en otros como yo me he vertido en ti".
Y mientras leía y meditaba en estas palabras recordé que soy simplemente una vasija que por misericordia Dios me ha llenado. Hoy, por lo tanto no debo olvidar que sigo siendo la vasija de misericordia para que el orgullo no se eleve por encima de mi corazón y termine perdiendo fácilmente lo que por misericordia he recibido. " Señor. Para mostrar tu amor y tu misericordia, un día tomaste mi vida quebrantada, inútil, destruida y tristemente deshecha, pero en tus manos toda mi existencia cambio.
Hoy soy lo que soy, solo por misericordia. Ayúdame en este día a no creerme la vasija de cristal, de oro o de plata, mas recordar en mi diario caminar que soy simplemente una vasija quebrantada, más en tus manos restaurada.
Romanos 9:22-23
" Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria".
Que tengas un buen día!
BASURA QUE ENTRA, BASURA QUE SALE!
El 5 de agosto de 1972 estalló un motín en la cárcel Modelo de Puerto Mont, Chile. Veinte presos del penal armaron tremenda batahola porque no se les permitió seguir viendo ciertos programas de televisión.
Los reclusos comenzaron el desorden incendiando los muebles en el cuarto piso, rompiendo vidrios de las ventanas y lanzando al patio toda clase de proyectiles que podían obtener. Las autoridades del penal tuvieron que arrojarles gases lacrimógenos para dominarlos. Pero como el tumulto amenazaba con tomar mayores proporciones, hubo que llamar a los soldados de la marina, al ejército y a la aviación para restablecer el orden. También hubo que llamar a los bomberos para que apagaran el fuego del cuarto piso que comenzaba a devorar el enorme edificio. Y todo porque a las siete de la noche se apagaban los televisores en la cárcel, ya que a esa hora terminaban los programas para niños y comenzaban a transmitirse los programas que presentaban escenas de violencia.
¿A qué se debía esta restricción que no toleraban aquellos presos? A que los responsables de la cárcel Modelo de Puerto Mont habían llegado a la conclusión de que la violencia en el cine, la televisión y la prensa roja afecta la psiquis del ser humano, provocando más violencia en el alma.
Los carceleros de Puerto Mont consideraban una ley psicológica el que todo lo que llena nuestra mente y domina nuestros pensamientos termina manifestándose en conductas a veces ajenas por completo a nuestra naturaleza. Ellos estaban convencidos de que la violencia de la televisión pasa a la mente del televidente, de la mente pasa a la voluntad, y así el acto de violencia se repite, a veces en forma idéntica a la que se ha visto en la pequeña pantalla.
Lo cierto es que el hombre responde a estímulos exteriores. Si esos estímulos son buenos, el hombre se comporta bien; si son malos, procede mal. Por algo dicen los expertos en la informática: «¡Basura que entra, basura que sale!»
Esta característica del ser humano se nota más que nunca en estos convulsos tiempos en que nos ha tocado vivir, porque el alma de la sociedad actual se asemeja a un caldo de cultivo para todo delito y violencia imaginables. A este ambiente violento se acerca hoy Jesucristo, el Hijo de Dios, como cuando se acercó a Jerusalén, y al igual que lloró por ella, llora por nosotros y nos dice: «¡Cómo quisiera que hoy supieras lo que te puede traer paz!»...Porque Él no sólo puede sino que quiere darnos su paz. Si se la aceptamos a cambio de la violencia, esa paz, que es más grande que lo que nuestra mente finita puede entender, cuidará nuestros corazones y nuestros pensamientos desde ahora y para siempre.
Los reclusos comenzaron el desorden incendiando los muebles en el cuarto piso, rompiendo vidrios de las ventanas y lanzando al patio toda clase de proyectiles que podían obtener. Las autoridades del penal tuvieron que arrojarles gases lacrimógenos para dominarlos. Pero como el tumulto amenazaba con tomar mayores proporciones, hubo que llamar a los soldados de la marina, al ejército y a la aviación para restablecer el orden. También hubo que llamar a los bomberos para que apagaran el fuego del cuarto piso que comenzaba a devorar el enorme edificio. Y todo porque a las siete de la noche se apagaban los televisores en la cárcel, ya que a esa hora terminaban los programas para niños y comenzaban a transmitirse los programas que presentaban escenas de violencia.
¿A qué se debía esta restricción que no toleraban aquellos presos? A que los responsables de la cárcel Modelo de Puerto Mont habían llegado a la conclusión de que la violencia en el cine, la televisión y la prensa roja afecta la psiquis del ser humano, provocando más violencia en el alma.
Los carceleros de Puerto Mont consideraban una ley psicológica el que todo lo que llena nuestra mente y domina nuestros pensamientos termina manifestándose en conductas a veces ajenas por completo a nuestra naturaleza. Ellos estaban convencidos de que la violencia de la televisión pasa a la mente del televidente, de la mente pasa a la voluntad, y así el acto de violencia se repite, a veces en forma idéntica a la que se ha visto en la pequeña pantalla.
Lo cierto es que el hombre responde a estímulos exteriores. Si esos estímulos son buenos, el hombre se comporta bien; si son malos, procede mal. Por algo dicen los expertos en la informática: «¡Basura que entra, basura que sale!»
Esta característica del ser humano se nota más que nunca en estos convulsos tiempos en que nos ha tocado vivir, porque el alma de la sociedad actual se asemeja a un caldo de cultivo para todo delito y violencia imaginables. A este ambiente violento se acerca hoy Jesucristo, el Hijo de Dios, como cuando se acercó a Jerusalén, y al igual que lloró por ella, llora por nosotros y nos dice: «¡Cómo quisiera que hoy supieras lo que te puede traer paz!»...Porque Él no sólo puede sino que quiere darnos su paz. Si se la aceptamos a cambio de la violencia, esa paz, que es más grande que lo que nuestra mente finita puede entender, cuidará nuestros corazones y nuestros pensamientos desde ahora y para siempre.
4 de diciembre de 2008
Yo soy Padre
Mientras contemplaba a su joven hijo dormir tranquilamente, Tom meditó: Realmente soy un padre.
Hasta que su hijo estuvo a punto de cumplir los nueve años, la idea de serlo no era algo nuevo. Lo novedoso fue su comprensión de la envergadura que representa el ser padre. La revelación afloró con lentitud, pero una vez consciente de ello, Tom no podía apartarlo de su mente. Y meditando en la definición de padre, le fue imposible no remontarse a su infancia.
Recordó a su padre recostado sobre la vieja camioneta Chevy de 1957, trabajando hasta altas horas de la noche para reparar el motor. Ya él había vencido una completa faena de trabajo, pero el motor de la camioneta necesitaba ser restablecido y nadie más podía hacerlo.
Una segunda escena desfiló por la mente de Tom. Vio a su padre sentado a la mesa, comiendo en soledad una cena tardía. Eran cerca de las diez de la noche y finalmente él había llegado a casa, luego de su jornada de catorce horas de labor. Le vino a la memoria su padre, en una iglesia podando la hierba, recortando la cerca de setos y limpiando el lugar de las flores.
Por encima de todo, en su padre se resumía el adjetivo responsable, y para Tom, saber que él era el ejemplo de su hijo, justamente como su padre lo fue para él, le hacía reflexionar en gran medida.
Mientras Tom cerraba suavemente la puerta de la habitación, vinieron a su mente las palabras de Tomás More: El primer gran regalo que podemos obsequiar a otros, es un buen ejemplo. Como Tom y su padre, podemos ofrecer este presente a nuestros hijos cada día hasta el fin.
Salmo 101:2
Prestaré atención al camino de integridad.
El Labrador y sus Hijos
A punto de acabar su vida, quiso un labrador dejar experimentados a sus hijos en la agricultura.
Así, les llamó y les dijo: "Hijos míos, voy a dejar este mundo; buscad lo que he escondido en la viña, y lo hallaréis todo".
Creyendo sus descendientes que había enterrado un tesoro, después de la muerte de su padre, con gran afán removieron profundamente el suelo de la viña.
Tesoro, no hallaron ninguno, pero la viña, tan bien removida quedó, que multiplicó su fruto.
El mejor tesoro siempre lo encontrarás en el trabajo adecuado.
¿Cuántas veces pensamos que nuestro éxito necesariamente tiene que darse de la misma manera en que le resultó a otras personas a nuestro alrededor? La verdad, sin embargo, es que Dios nos hizo a cada uno de nosotros únicos y maravillosamente distintos... agregándole algo especial a nuestra generación y comunidad. Si pretendemos ser lo que no somos, nos tornamos aburridos y poco agregamos a la vida de los demás. De la misma manera, aprendamos a maximizar el uso de los recursos que el Señor ha puesto a nuestro haber... allí estará la clave de nuestra contribución y legado a los demás.
Que tengas un buen día!
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