En estos días fui a ver esta obra de teatro. “Esperando a Godot” fue publicada en 1952 por Samuel Beckett. Es una tragicomedia en dos actos, perteneciente al teatro del absurdo.
La obra se divide en dos actos, y en ambos aparecen dos vagabundos llamados Vladimir y Estragon, amigos de toda una vida, que esperan en vano junto a un camino a un tal Godot, con quien (quizás) tienen alguna cita. El público nunca llega a saber quién es Godot, o qué tipo de asunto han de tratar con él. En cada acto, aparecen el cruel Pozzo y su esclavo Lucky (en inglés, afortunado) quien le obedece ciegamente, seguidos de un muchacho que hace llegar el mensaje a Vladimir y Estragon de que Godot no vendrá hoy, "pero mañana seguro que sí".
Me hizo pensar. (¿No será peligroso pensar estas cosas?). Me acordé de una persona que conocí. Te cuento algo de él ahora. Cuánta gente vive esperando que la vida les cambie más adelante.
Conozco a alguien que vive esperando algún golpe de suerte o que suceda algo interesante. Espera ganar un premio en algún juego de azar, aunque usualmente se olvida de jugar. Mientras, pasa el tiempo. Quizá esperando ver la televisión, esperando comer. Esperando que venga el fin de semana, esperando que vengan las vacaciones, esperando retirarse del trabajo. Porque el fin de semana, o en las vacaciones, o al retirarse, ahí sí que habrá tiempo para hacer algo que le gusta verdaderamente.
Mientras, ¿cómo pasar el tiempo? ¿Qué hacer mientras? Ve tele para pasar el tiempo. Duerme un poco. Prende el equipo de sonido para tener bulla un rato.
Luego viene el tedio. Pero esto le es insoportable. Así que hay que hacer algo. Alguna cosa. Buscar algo que parezca entretenido para sentirse feliz un rato.
Sin embargo, nada importante ha hecho, nada ha transformado de verdad. No ha tenido un hijo, ni escrito un libro, ni plantado un árbol.
Entonces nuestro “protagonista” ve algo de internet mientras. Algún comentario en Facebook (hace frío, hace calor, qué bueno que hoy es viernes, qué lástima que sea lunes…), una mirada a twitter para ver algo parecido. A ver si pronto inventan otra cosa para meterse y leer lo que los otros dicen. Pero hace mucho frío o mucho calor para salir. Así que a esperar a que el tiempo esté mejor para salir a ver a alguien. O mejor, meterse en un centro comercial a mirar escaparates y pasar el rato. Así la espera se hace entretenida.
¡Qué rápido pasa el tiempo! ¡Si ya se acerca el fin de año! ¿Y puede recordar lo que hizo la semana pasada? Gran parte de lo que hizo lo ha olvidado. ¿Y el año pasado? Lo recuerda menos. ¿Lo que estudió en el colegio? Casi todo se fue a alguna parte. Tanto que llega incluso a sentir que la vida no tiene mucho sentido. ¿Para qué está aquí?
Hay gente que con mucho amor cuidan a sus hijos. Luego, esperan que crezcan para intentar rehacer su vida de pareja. Mientras esperan, los hijos siguen en casa. Bien, ya están en edad para casarse. Sin embargo, llegan con los nietos. Otra vez a criar y a no poder salir al mundo. Luego, a esperar que los nietos crezcan. El tiempo se pasa pues son adorables y entretenidos.
Mientras espera que crezcan, ya están viejos y enfermos para disfrutar junto a su pareja. Incluso, en algún momento, su pareja ya no está.
La rutina parece cómoda para nuestro personaje. Hacer todos los días lo mismo. ¡Cuánta gente se levanta cada día para realizar siempre las mismas actividades! Y parecen estar bien.
Básicamente, levantarse, comer algo, ir al trabajo, almorzar, seguir en el trabajo, volver a la casa, comer algo, dormir, levantarse, comer algo, ir al trabajo… De pronto, como el personaje de la obra, pierde el control de sí sin saber siquiera por qué. Luego, se olvida en qué estaba. ¿Qué hizo ayer? ¿En qué estaba? ¿A dónde iba? ¿Para dónde va? ¡Ah, sí! Estamos esperando a Godot.
Es extraño porque a veces la rutina le desespera. Y sin embargo, cuando trata de salir de ella, lo encuentra muy difícil y vuelve a lo mismo. Entonces…
—¿Qué sentido tiene vivir?
A veces se ha dejado un tiempo para pensar y observarse. No obstante, no está seguro si es feliz, si su vida está bien. Piensa que hay cosas que no ha hecho y quizá ya no hizo. Piensa en que la comunicación con sus seres queridos no está muy buena. Piensa que está enojado o molesto hace años con alguien. Se acuerda de lo que no pudo hacer en su juventud y que ya no podrá realizarlo.
Tiene miedo que no le alcance el dinero, que lo echen del trabajo, temor a enfermarse… ¡No puede seguir pensando! ¡¡¡Pierde el control!!! ¡Es urgente dormirse de nuevo, dejar de pensar, tomar la rutina, dejar pasar el tiempo! Hay que prender el televisor, prender la radio. El tiempo todo lo cura. El tiempo es sabio. Las cosas se resuelven solas, se dice. Así que, veamos, —¿qué se puede hacer mientras para entretenerse?
Mejor busca algo que hacer mientras. Ocho horas durmiendo, un par de horas de ida y vuelta al trabajo, un par de horas esperando comer en distintos momentos del día, unas tres o más horas viendo televisión o internet y el resto del tiempo, unas ocho horas, en el trabajo (no necesariamente trabajando todas esas horas). Así que no le queda tiempo para compartir, conversar, disfrutar y reflexionar con la familia o con los amigos. Hay que esperar el fin de semana. A ver si se puede huir de la congestión de la ciudad para disfrutar de la congestión del balneario más cercano. O quizá estará muy cansado para salir. Mejor dejarlo para el otro fin de semana.
¿Qué estaba escribiendo?
Ah, sí. Ya recuerdo. La historia de un personaje anónimo que vivió esperando. Vivió esperando a Godot. Vivió, porque ya pasó a mejor vida. Quizá.
Quiero que no sea tu historia. No sé cuánto tiempo te queda en esta vida ni cuánto tiempo me queda a mí. Hagamos algo ahora mismo. No te quedes esperando a Godot —que siempre manda a un mensajero diciendo que hoy no podrá venir, que mañana sí. No sé si existirá ese mañana.
- Haz algo diferente esta semana.
- Conversa, en persona, con algún familiar o amigo.
- Visita ese lugar que te gusta ahora.
- Lee algo interesante.
- Escribe algo.
- Di ahora a esa persona que la aprecias y que la amas.
- Aprende algo nuevo.
- Aprende a disfrutar lo que haces.
- Aprende a agradecer lo que tienes ahora.
- Planta un árbol, una rosa o una idea.
- Este fin de semana, sí o sí haz algo diferente.