Alguna vez hemos tenido un perro en casa y quizás hemos ignorado lecciones silenciosas que esos animales nos dan, por ejemplo:
- Nunca pierda la oportunidad de salir de paseo.
- Experimente la sensación del aire fresco y del viento en su
rostro por placer.
- Cuando alguien que ama se aproxima, corra a saludarlo.
- Practique la obediencia.
- Haga saber a los otros cuando están invadiendo su territorio.
- Siempre que pueda duerma una siesta y desperécese al
levantarse.
- Corra, salte y juegue a diario.
- Coma con gusto y entusiasmo, pero pare cuando esté satisfecho.
- Sea leal siempre.
- Nunca pretenda ser algo que no es.
- Si lo que desea está enterrado, cave hasta encontrarlo.
- Cuando alguien estuviere pasando un mal día, quédese en
silencio, siéntese próximo a él y, gentilmente, intente agradarlo.
- Cuando llame la atención, deje que alguien lo toque.
- Evite morder cuando apenas un gruñido podría resolverlo.
- En días templados, recuéstese de espaldas sobre la hierba.
- En días calurosos, beba mucha agua y descanse bajo un árbol
frondoso.
- Cuando estè feliz, salte y sacuda todo el cuerpo sin inhibiciones.
- No importa cuantas veces lo censuren, no se martirice con
culpas que no tenga y no se ponga mal, corra inmediatamente
de vuelta a sus amigos.
- Alégrese con el simple placer de una caminata.
- Aprenda del perro, pero no tenga una vida de perro. Viva como
un hijo de Dios. Dios es tu Padre y tienes que vivir como Hijo del
Padre Celestial.
Os ruego que viváis de una manera digna de la vocación con que
habéis sido llamados. Efesios 4:1.
Pero a todos los que le recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre. Juan 1:12
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