29 de octubre de 2010

No provoquéis a ira

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¿Ha sentido que su casa parece más un campo de batalla que un hogar cristiano? ¿Al casarse pensó que su hogar iba a ser un reino de paz, pero ahora siente que hay una lucha de poder con sus propios hijos? El problema no siempre reside en niños mal portados y rebeldes. Efesios 6:4 dice: “Y vosotros padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos….” ¡Es decir que nosotros
podemos ser parte del problema! Para recobrar la paz donde la ha perdido, pregúntese: “¿Qué hago yo que provoca a ira a mis hijos?”

Una vez me invitaron a jugar el juego de “Mau”. En el juego de “Mau” no se explican las reglas de antemano. Uno tiene que ir adivinando mientras juega. Para mí, la pobre inocente que lo jugaba por primera vez, era completamente frustrante. Constantemente violaba las reglas sin saber y recibía el castigo por haberlas violado. Para colmo, añadían nuevas reglas en cada paso, que tampoco se explicaban.

A veces los padres tratan a sus hijos como si la vida fuera un gran juego de “Mau.” Esperan que los niños entiendan y obedezcan reglas que nunca se han explicado. ¿Ha exigido, por ejemplo, que su hijo arregle su cuarto sin nunca enseñarle cómo hacerlo? Olvidamos que hay que aprender cómo hacer las cosas tan sencillas como guardar los juguetes o arreglar la cama. No lo sabemos por instinto. Si está enfrentado una lucha en cuanto a los quehaceres de la casa, reflexione en si ha explicado bien lo que espera de su hijo, y si le ha mostrado cómo hacerlo. Puede ser que lo que es tan obvio para usted, no lo sea para su hijo.

El primer consejo para no provocar a ira a su hijo es: explicar qué es lo que se espera de él, y enseñarle cómo cumplirlo. Hay otra razón por la que falta la paz en el hogar. Los niños necesitan límites para su protección, y para que aprendan cómo vivir con otros. Los límites ayudan a los niños a sentirse seguros. Si hemos puesto reglas que son apropiadas a la madurez y necesidad del niño, debemos ser consistentes en cómo las ponemos en práctica. Exaspera a un niño cuando las reglas cambian de un día al otro: cuando se aplica la regla un día, y la ignora al siguiente. La consistencia trae confianza a su relación familiar.

Esto no quiere decir que nunca hay lugar para cambios o excepciones. Su hijo necesita saber que tiene la libertad de expresarse, y que se va a tomar en cuenta lo que diga. El curso para adolescentes, Caminando en Paz enseña principios bíblicos acerca de cómo vivir en paz. Habla de la importancia de lo que se llama la apelación: “…la palabra apelar (es) un pedido respetuoso que hacen a otros si quieren que consideren sus pensamientos, sentimientos, o necesidades
cuando están haciendo una decisión.” (Página 118). Es posible que su hijo tenga una buena razón para que haga una excepción o cambie una decisión.

¿Cómo podemos evitar provocar a ira a nuestros hijos? — con reglas apropiadas y consistentes y una oportunidad para que el hijo pueda expresarse respetuosamente. Así podemos tener paz en vez de guerra.

Caminando en Paz es una traducción del curso en inglés The Young Peacemaker por Corlette Sandi. Peacemaker Ministries www.hispeace.org  (Podemos facilitar la compra del material en español si alguien expresa interés en conseguirlo, o lo pueden bajar gratis de www.ObreroFiel.com). Caminando en Paz

No conozco a ningún padre o madre que desee provocar a ira a sus hijos. Yo sé que no era mi propósito como mamá. Yo lo hice “sin querer”. Nuestro segundo hijo, Natán, era uno de los pequeños con voluntad de hierro. Un día me di cuenta que en mi afán de ser buena madre, algo andaba mal. El castigo tenía menos y menos efecto. Yo estaba frustrada y exhausta.

Un día, en el transcurso de una conversación, un amigo comentó que para aceptar bien una crítica, una persona necesita escuchar diez cosas positivas. Me puse a meditar: “Si es verdad para nosotros, los adultos, probablemente sea también verdad para los niños superactivos de tres añitos.” Entonces, cambié mi plan de batalla. Empecé a buscar cualquier excusa para alabar a Natán. (“me gusta como Natán agarra su cuchara.” “Natán, gracias por no poner tu vaso en la orilla de la mesa.”) Nada cambió de un día a otro, pero poco a poco noté una diferencia. Natán me respondió mejor cuando tenía que corregirlo. Yo me sentía más tranquila y segura como madre. En el excelente manual de estudio, *Padres por la gracia de Dios, se explica qué es criar a los niños con gracia: “En la gracia, el énfasis se pone sobre el desarrollo del niño, no sobre sus delitos.” Hay que corregir a un niño cuando se porte mal, pero debemos poner hincapié en reconocer lo positivo que hace.

Hemos visto varias maneras para evitar provocar a ira a los hijos. Explique bien lo que espera. Sea consistente en aplicar las reglas, pero siempre dé lugar para la conversación. Dé énfasis a lo positivo. Así podemos hacer nuestra parte para mantener la paz familiar.

*1991, Dept. de ministerio familiar, Convención Bautista del Sur

27 de octubre de 2010

Los 33 MINEROS ¿Únicos atrapados?

Cada 2 días saboreaban dos cucharadas de atún y 1/2 vaso de leche. Pasaron sus primeros 17 días con tan solo esa alimentación,
atrapados a 700 m de profundidad, sin contacto alguno con
familiares o compañeros mineros ubicados en la superficie. Estaban sumidos en una oscuridad apenas perturbada por los focos de sus cascos. ¿Qué lección nos dejan estos hombres cuya odisea terminará más de 2 meses después, para completar cerca de 3, a esa profundidad? A la escasez de alimentos se sumó una temperatura de 30ºC,  una humedad del 88%, cartones para amortiguar el piso de piedra al dormir, angustia ante la incomunicación con el exterior y la incertidumbre sobre su futuro. ¿Cómo reaccionaría usted si estuviera en esa cavidad en tan difíciles circunstancias?

Desde que ocurrió el accidente acordaron enfrentar juntos el reto por vivir. Aprovecharon al máximo lo que cada uno sabía y puso al servicio de los demás.  Decidieron ayudarse sin egoísmos, establecieron rutinas para sobrellevar el inevitable deterioro de su salud física y mental. Se organizaron como un verdadero equipo. En lugar de lamentarse por los pocos recursos fueron extremadamente creativos e inteligentes para usar bien los disponibles. Incluso confeccionaron un juego de dominó con pequeños papeles.

¡Solidaridad, normas de convivencia, disciplina, liderazgo, una
ilusión compartida! Cada uno asumió la responsabilidad de cuidarse así mismo y al compañero. La tolerancia ante la tensión, el humor ante la angustia, y la esperanza ante la incertidumbre se consolidaron en la determinación de estos luchadores. Su objetivo es vivir y la estrategia estar unidos y trabajar para facilitar el rescate. Más de cien días pondrán a prueba su cordura para superar comprensibles crisis en esta situación límite.

El 22 de agosto, comunicaron al mundo: "Estamos bien en el refugio los 33". Chile festejó y todos celebramos que se concretara el primer contacto con ellos.

"Allá abajo" ellos han dado lo mejor de sí mismos y triunfarán. Sus
actitudes son ejemplares, no saldrán de esa profundidad como
compañeros, sino como hermanos. No se quejan, se animan; no se
recriminan, se apoyan. Son el equipo ideal.

En cambio, "aquí arriba" en Venezuela , con tantos recursos, hay 29 Millones de personas "atrapadas" desde hace 11 años por el
resentimiento, individualismo, indiferencia, prepotencia, incapacidad y avaricia de un Ególatra, que en lugar de unir y hacer equipo como los Mineros de Chile, para alcanzar el bienestar de todos, se ha dado a la tarea de dividir a los venezolanos incentivando el odio día a día entre ellos,  logrando que dos bandos de venezolanos estén encerrados en sus mentes, negando que ambos se necesitan para lograr un mejor país, están sumidos en la oscuridad a pesar que no están enterrados como los Mineros sino a pleno sol. ¿Quiénes estarán más tiempo atrapados? ¿Los mineros que pronto saldrán ò los venezolanos prisioneros del pensamiento maligno de un hombre?

Por eso tenemos un país que se derrumba cada día más y por eso estamos padeciendo todos los males juntos: pobreza, inseguridad, falta de servicios públicos, alto costo de la vida, desempleo, escasez de alimentos, falta de valores y paremos de contar.

Que esta reflexión nos sirva a todos los venezolanos, sin distingo de preferencias políticas, de clase social, ni de religión, para que unidos y con verdadero amor al prójimo y a la patria , salgamos de la "oscuridad" en que nos tienen sumidos y que como un solo equipo busquemos el bienestar de todos.

ADELANTE QUE SI PODEMOS!

"O VIVIMOS TODOS JUNTOS COMO HERMANOS, O PERECEREMOS TODOS JUNTOS COMO IDIOTAS"

Martin Luther King

25 de octubre de 2010

Pelea por tu Causa

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Cuando Honorious era emperador de Roma, el gran Coliseo a menudo se llenaba hasta rebosar con espectadores que venía de cerca y de lejos para ver los juegos patrocinados por el estado.

Algunos de los deportes consistían en seres humanos enfrascados en batallas con bestias salvajes entre sí, hasta la muerte. Las multitudes reunidas hacían de ello una fiesta y consideraban el mayor de los deleites cuando un ser humano moría.

Uno de esos días, un monje sirio llamado Telemachus integraba la gran multitud en la arena. Telemachus fue herido hasta lo más profundo por el indecible desprecio hacia el valor de una vida humana del que fue testigo. Brincó de las gradas de espectadores a la arena durante un espectáculo de gladiadores y gritó: ¡Esto no es correcto! ¡Esto tienen que cesar!

Por haber interferido, las autoridades ordenaron que Telemachus fuera atravesado con una espada, y así se hizo. Él murió, pero no en vano.

Su grito prendió una pequeña llama en la casi cauterizada conciencia de las personas y en cuestión de pocos meses, los combates de gladiadores llegaron a su fin.

Mientras mayor sea el mal, más alto tenemos nosotros que gritar contra él. Mientras mejor sea la causa, más fuerte tenemos nosotros que aplaudir.

Prefiero fracasar en la causa que algún día triunfará
que triunfar en una causa que algún día fracasará.

2 Corintios 2:14
Pero gracias a Dios , que en Cristo siempre nos lleva en su triunfo.

Que tengas un buen día!

«YO MATÉ A MI PADRE»

por Carlos Rey

«A pesar de haber terminado su guardia el día antes, Mattos estaba en la comisaría ese domingo cuando Cosme, el hijo del portugués Adelino, pidió permiso para verlo.
»—¿Sabe que mi padre ha muerto?
»—Sí. Lo siento mucho....
»—Usted convenció a mi padre de que confesara que él había matado a aquel hombre del taller. Convenció al fiscal de que lo acusara. Convenció a todo el mundo. Usted es un hombre inteligente.
»—Hice lo que tenía que hacerse. Buscar la verdad. Siento mucho la muerte de tu padre.
»—¿La verdad? ¿Quiere saber la verdad?...
»—Sí, quiero saber la verdad.
»—Yo mismo fui quien mató a aquel hombre.
»—Tu padre confesó.
»—Usted lo obligó a confesar. Y yo, mi madre, mi mujer, todos nosotros acabamos creyendo, influidos por nuestro egoísmo, que era mejor que mi padre dijera que era el culpable porque, siendo viejo, sería absuelto más fácilmente que yo. Lo creímos porque era mejor para nosotros. Así yo podía quedarme al lado de mi hijo y de mi mujer; podía quedar, mejor que él, al frente del taller y del naranjal. Mi padre era un anciano, y los jóvenes pensamos que los viejos no sirven para nada. Ya vivieron todo lo que tenían que vivir. Entonces dejamos que mi padre se sacrificara por mí.
»[Mattos no dijo nada.]
»—Usted mató a mi padre. Yo maté a mi padre. Mi mujer y mi madre mataron a mi padre. Él era un portugués viejo que no sabía fingir ser lo que no era, un asesino, aunque fuera para proteger a su hijo.
»—Ahora es demasiado tarde. Las cosas nunca son como son; así es la vida.
»—Quiero que usted me detenga.
»—El caso está cerrado.
»—Deténgame.
»Mattos agarró a Cosme por los brazos y lo arrastró como a un muñeco por la oficina. El estómago le ardía. Empujó contra la pared el cuerpo frágil y pequeño.
»—Oye... no puedo y no quiero detenerte por ese crimen. No puedo aligerar tu conciencia, ni la de tu mujer, ni la de tu madre. No seas estúpido. No se puede hacer nada más. ¡Lárgate y no vuelvas; no quiero ver tu cara nunca más! Vive con ese horrible recuerdo el resto de tu vida, como yo también tendré que hacer.
»—Doctor...
»—¡Fuera! ¡Fuera!
»Mattos, siempre agarrando a Cosme por los brazos, lo llevó hasta la puerta de la oficina, empujándolo con violencia hacia el pasillo, por donde lo arrastró hasta la puerta de la calle.» (1)

Así termina de contar el escritor brasileño Rubem Fonseca una historia trágica dentro de otra en su novela histórica titulada Agosto, en la que un padre se sacrifica y muere por su hijo. Prácticamente lo contrario sucede en el caso de nuestra salvación espiritual: es Jesucristo, el Hijo de Dios, quien se sacrifica; pero no muere por el Padre celestial sino con su consentimiento a fin de que se cumpla su plan para salvar de la condenación a la humanidad perdida. (2) Más vale que, así como en el caso del hijo de la historia que cuenta Fonseca, reconozcamos que fuimos todos nosotros quienes matamos al Hijo, ya que Él murió por nuestra culpa y por nuestro pecado, y que se lo confesemos a Dios el Padre para que nos perdone y nos limpie de toda maldad.(3)

 

(1) Rubem Fonseca, Agosto, trad. Manuel de Seabra (Barcelona: Editorial Thassalia, 1995), pp. 281‑82.
(2) Jn 3:16-17
(3) 1Jn 1:9

21 de octubre de 2010

Durmiendo como Delfines.

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A diferencia de los seres humanos, los delfines poseen respiración voluntaria. Eso significa que tienen que ser conscientes al momento de respirar y darle la orden a su cuerpo para que lo haga. Es por eso que los delfines no pueden ser intervenidos quirúrgicamente ya que, si se los anestesiara, simplemente morirían ahogados por no respirar.

Por el mismo motivo los delfines no pueden dormir de la forma en que nosotros lo hacemos. Cuando los humanos nos sumergimos en el sueño, "apagamos" nuestro cerebro al mismo tiempo que nuestra respiración involuntaria se establece en un ritmo más lento y profundo.

Los delfines, al tener que ordenarle a su cuerpo que respire, no pueden "apagarse" de esta forma. Por otro lado si su cerebro se bloqueara por completo estarían corriendo un serio riesgo al convertirse en presa fácil de los depredadores. Sin embargo el descanso es indispensable para la supervivencia de cualquier especie.

Cuando los delfines duermen apagan sólo la mitad de su cerebro. La otra mitad está atenta a la respiración y dispuesta a emprender la huída ante una presencia indeseable. Por las noches los delfines duermen flotando verticales en la superficie, como si fueran un palo de madera pesada en el agua, asomando solo el espiráculo que les permite el intercambio gaseoso. Pero, las noches y un sueño tan ligero no son suficientes para este animal que gasta tanta energía en conseguir el alimento diario.

Es por eso que ellos suelen tomar largas siestas, de hecho los delfines emplean casi un tercio del tiempo en descansar.

Hace poco en el Mar Rojo, al sur de la Península del Sinaí, tuve la oportunidad de presenciar una verdadera siesta de un grupo de unos nueve individuos de delfín nariz de botella (Flipper). El grupo, aletargado, se movía casi imperceptiblemente por un fondo de arena a unos nueve metros de profundidad. Los animales estaban muy unidos entre si, en el medio del grupo, protegidos por los adultos, había dos cachorros pequeños.

Ellos repetían un ruta circular de unos 500 metros de diámetro pasando siempre por el mismo lugar muy lentamente. Sus ojos no estaban cerrados totalmente pero se habían convertido apenas en una línea inexpresiva.

Cada seis o siete minutos el grupo ascendía como con desgano hacia la superficie, tomaban una bocanada de aire fresco y con la misma parsimonia volvían al fondo de arena. Indudablemente, el lento movimiento les permitía un interesante descanso muscular pero, parte de su cerebro debía estar atento para coordinar la respiración, seguir la ruta prefijada y mantenerse unidos. Mientras tanto dos juveniles rondaban al grupo que descansaba. Ellos se movían más ágilmente alrededor del clan e incluso se acercaban a nosotros husmeando nuestras cámaras fotográficas.

Seguramente se trataba de "guardias" que patrullaban los alrededores dispuestos a dar aviso ante cualquier enemigo que se acercara.

Flotar en el mar en silencio, respirando por un esnorkel apenas a un metro de una familia de delfines que están durmiendo la siesta es una de esas experiencias que nos amigan con la vida. Pero lo que más me llamó la atención en ese momento es que los "guardias" no alertaron a los durmientes de nuestra presencia, nunca nos consideraron una amenaza. Incluso se acercaban a nosotros con infantil curiosidad mirándonos fijamente a los ojos, desnudando nuestras emocionadas almas.

Tito Rodríguez
Director
Instituto Argentino de Buceo

¡Qué buen ejemplo para nosotros los seres humanos!.

En la vida no podemos dormir totalmente, hablando en términos espirituales. Necesitamos estar en estado de vela o con compañeros que nos ayudan porque se mantienen en vigilia. Hay un enemigo de nuestras almas y necesitamos estar en un estado de alerta espiritual aún en tiempo de descanso.

Mateo 24:42
Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.

Mateo 26:41
Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.

Que tengas un buen día!

20 de octubre de 2010

El día de los santos

Día de los santos? ¿Todos santos? ¿Día de los muertos? ¿Halloween (noche santificada)?
¿Por qué se celebra esos días?
¿Es para recordar a los queridos que han muerto? ¿Comunicarse con ellos? ¿Orar por ellos?
¿Es para orientar a los que andan perdidos buscando camino al cielo y otro cuerpo?
¿Es para aplacar y sacrificar a los espíritus demoníacos?
¿Es para celebrar la noche más activa de los espíritus los difuntos y los ánimos?
¿Es solo para ponerse disfraz macabro y pedir dulces de casa en casa?
¿Es adornar la casa con calaveras, esqueletos, calabazas iluminadas, brujas, y tela de araña?

El comienzo de gran parte de estas ideas fue en tiempos antiguos antes del cristianismo. Después el cristianismo se quería santificar esas prácticas y darles significado cristiano. No funcionó y ahora se ha vuelto una mezcla de ideas cristianas y no cristianas.

Estas prácticas y muchas otras dan testimonio, aunque a veces torcido, de una verdad: Hay algo después de la muerte física. El ser humano, es decir mi persona y la tuya, sigue existiendo en alguna forma después de la muerte física. Lo sentimos, lo creemos, no lo entendemos bien y para muchos, da miedo.

Las preguntas que debemos contestar: ¿Qué haremos con o por esos seres; y, qué harán ellos con o por nosotros? Si es cierto que existen, ¿cómo debemos relacionarnos con ellos? Éste es el ambiente de duda, miedo, esperanza y también desesperanza que inquieta nuestra sociedad. ¿Quién puede estar seguro?

Muchos se presentan como sabios e iluminados en la material, y cada uno reúne su pueblo. Sin embargo y a pesar de toda la propaganda; la muerte y los muertos siguen siendo un misterio inquietante. Tal misterio es tierra fértil para los errores del ocultismo en sus múltiples formas.

¿Dónde se encuentra la verdad en cuanto a ese instante después de la muerte física?
¿Quién nos puede ayudar? El Creador es el único, y nos ha dado la respuesta en su palabra, la Santa Biblia.

La enseñanza bíblica sobre los muertos tanto los creyentes como los incrédulos:

Hebreos 9:27: El hombre muere una sola vez y después de esto el juicio. La persona no desaparece pero con la muerte se confirma el destino. Si es así ¿qué pueden hacer los muertos por nosotros los vivos?

Mateo 22:32: Dios no es Dios de muertos, sino de vivos (Abrahám, Isaac, y Jacob, ya muertos físicamente pero vivos en su espíritu).

Lucas 16: 19-31: Lázaro y el rico; cada uno murió y fue a su lugar (Seno de Abraham y el Hades) de una vez: Cada uno es consciente pero no se salen de su lugar, ni hay comunicación permitida entre ellos, hay sufrimiento en uno y descanso en otro.

1 Samuel 28:7-14; Algunos citan este pasaje para comprobar que los muertos de veras vuelven a hablar con los vivos. Pero hay otra interpretación de lo que sucedió con Saúl, quien fue a visitar a la adivina de Endor para buscar por medio de ella la ayuda de Samuel, quien había muerto tiempo atrás. La aparición
de Samuel mismo espantó a la adivina que solo esperaba una imitación demoníaca con que ella podría sugerir algo positivo a Saúl. De allí el encuentro con Samuel estaba totalmente fuera del control de ella. 2 Samuel habló directamente a Saúl; le regañó y le entregó las malas noticias que Dios iba a quitar el reino de Saúl y darlo a David. El rey quedó postrado de temor y hambre. La adivina no pudo hacer nada más que ofrecerle a Saúl algo que comer. En la Biblia son pocas las apariciones de los muertos en forma humana y se efectúan por el poder de Dios (Lucas 9:27-35) y no de los adivinos y los demonios.

2 Samuel 12:23: David dijo: “¿Podré yo hacerle (el recién nacido que murió) volver? Yo voy a él, mas él no volverá a mí.”

Juan 5:28-29: Jesús dice: Después de la muerte (física) viene la resurrección de los buenos y los malos

Juan 11:25-26: Jesús dice: “aunque esté muerto, vivirá. . .No morirá eternamente”

Lucas 23:39-45: Jesús dijo al ladrón arrepentido: “. . . hoy estarás conmigo en el paraíso.”

Juan 14:1-6: Jesús promete un lugar en el cielo para sus seguidores

2 Corintios 5:6-10: Para el creyente el resultado de la muerte física es “ausentes del cuerpo y presentes al
Señor.”

1Tesalonicenses 4:13-18; Cuando Cristo viene por los suyos el proceso está bien claro: el cuerpo en la tumba, o dondequiera que estuvieran los restos, será resucitado y reunido con la persona, o sea su espíritu, que ha estado con Cristo y viene con él para la gran reunión. Los vivos en la tierra serán transformados y
reunidos con Cristo en el aire. Todos regresamos con Cristo al cielo para estar siempre con él.

¿Qué de nuestra participación en las actividades del Día de los Santos:

1. Evaluar las actividades a la luz de las escrituras. ¿Qué testimonio damos al participar, y qué oportunidad habría para ofrecer una perspectiva bíblica?

2. Aprovechar la curiosidad en cuanto a los muertos para compartir lo que la Biblia enseña.
-La distinción entre los ángeles, las ánimas, y los demonios: su oficio ahora y su destino eterno
- ¿Cómo ser librado del temor de la muerte y de los muertos?

(Heb 2:14-18).

3. No criticar a los pequeños que tocan la puerta, la mayoría no entienden lo que hacen; es una diversión para la mayoría ellos. Mejor ofrecerles un dulce con un tratado que pica la curiosidad.

4. Orientar a los hijos sobre las razones por qué no participamos en ciertas actividades relacionadas con los demonios

5. Proveer alternativas sanas para los hijos.

6. Reconocer que lo que antes era una diversión algo inocente, ahora está adquiriendo características más serias y peligrosas del ocultismo.

Todos son Importantes

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Cierto día, un capitán de barco y su rudo jefe de ingenieros conversaban.

Empezaron a discutir sobre quién era más importante de los dos para que el barco navegara.

Como la discusión se tornó acalorada, el capitán decidió que por un día cambiarían de trabajo. El jefe de ingenieros estaría en el puente de mando y el capitán en la sala de máquinas.

A sólo unas pocas horas de haber iniciado el experimento, el capitán salió de la sala de máquinas. Venía sudado y sus manos, su cara y su uniforme estaban llenos de grasa y aceite.
«Jefe», le dijo, «creo que tiene que venir a la sala de máquinas. No puedo hacer que los motores anden»

«Por supuesto que no puede», le dijo el jefe de ingenieros. «Acabo de encallar el barco».

Maxwell, J. C. (2001; 2003). Las 17 Cualidades Esenciales de un Jugador de Equipo; The 17 Essential Qualities of a Team Player (Page 55). Thomas Nelson, Inc.

Que tontería en la vida es cuando comenzamos a creer que somos los únicos y que el mundo depende solo de nosotros. En la vida estamos rodeados de personas y cada uno tiene un papel vital que desarrollar. Necesitamos aprender a considerar al otro y saber que cada uno es experto en algo y cuando nos unimos el barco de la vida puede marchar. Dios nos ha dado dones y capacidades a cada uno, pero siempre dejemos que Él sea el capitán del barco.

1 Corintios 1:10
Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer.

Colosenses 2:2
Para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo.

Que tengas un buen día!

19 de octubre de 2010

Buenos Días

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¡Buenos días! Una frase que usamos todo el tiempo, ¿verdad?

Se la digo a mi hija, a mis empleados y aún a mi cartero. Creo que pudiésemos decir que es una suerte de bendición a otro al comenzar el día, un saludo para romper el hielo, quizás tan solo un hábito para algunos pero para la mayoría, un acto de cortesía.

"Buenos días" para mí tiene un significado completamente distinto que para la mayoría. No recuerdo cuán a menudo la digo ni recuerdo algún momento especial en que la haya usado, ¡excepto uno!

Recuerdo que era una fría mañana y me dirigí a mi lugar acostumbrado del café, me estacioné en mi lugar acostumbrado y entré. Fue entonces cuando tomó un significado completamente diferente. Levanté la mirada y mi mesera acostumbrada no estaba allí. O no, definitivamente que no era lo acostumbrado.

Miré a la bonita mesera con cola de caballo y ojos que iluminaban al mundo. ¡Dios mío! Pensé que había algo en ella que no puedo describir, pero ella brillaba, iluminando aún el día más oscuro.

¡Entonces pasó! Me miró y dijo "buenos días". Nada especial para la mayoría de la gente, pero para mí el más memorable "buenos días" que jamás recordaré. Ella sonrió y solo dijo "buenos días" y mis rodillas se debilitaron. Musité algo un poco gracioso y divertido y solo la observé.

No era su apariencia física o lo que vestía. No, era la manera en que se conducía, la manera en que brillaba alrededor de los demás. Lejos estaba yo de saber que le gustaba y que ella me gustaba pero por los siguientes dos meses, simplemente disfrutamos de la compañía del otro.

A menudo buscaba cualquier excusa para parar y verla, como comprar café que ni siquiera tomaba sino que dejaba en alguna de los puestos de mis amigos.

Finalmente un día ella lo hizo. Me pidió mi buzón electrónico y supe que esta era mi oportunidad de realmente conocer a esta hermosa mujer. Así que por días conversamos por la computadora y por teléfono. A pasar el tiempo nos enamoramos y ¡no con cualquier tipo de amor! Este es el tipo de amor que uno encuentra una vez en la vida, uno que es puro y del corazón, una historia de amor de la que leemos en los cuentos de hadas.

Como ven, no es tanto una historia sobre "buenos días"; es mucho más. Es una historia sobre buenos comienzos y buenas tardes y buenos tiempos y una buena vida. Es una historia de amor sobre mi amiga y yo. Su nombre es Jennifer.

No sé lo que significará, pero en Persia la llamarían Navaz, lo que es un término en lengua persa antigua para "regalo de Dios". Y sí, ella es un regalo y le agradezco a Dios cada día por mi regalo.

Así que ven, alguna gente piensa que "buenos días" es tan solo un saludo o una frase cortés, pero no para mí. Sé que "buenos días" es el inicio de una historia de amor, la mía y la de ella. Es el inicio de un nuevo comienzo, de seguir con nuestras vidas; de envejecer y tomarnos de la mano en el portal... hasta que la muerte nos separe.

Bill Renda, copyright 2006
Una frase sencilla puede ser la llave para una grande oportunidad. Buenos Días, puede ser el inicio brillante en un corazón solitario y afligido.

Éxodo 4:15 Tú hablarás a él, y pondrás en su boca las palabras, y yo estaré con tu boca y con la suya, y os enseñaré lo que hayáis de hacer.

2 Cronicas 10:7 Y ellos le contestaron diciendo: Si te condujeres humanamente con este pueblo, y les agradares, y les hablares buenas palabras, ellos te servirán siempre.

18 de octubre de 2010

Momentos difíciles: ¿qué hacer? (1era Parte)

El éxito no consiste en vivir sin dificultades, sino en descubrir cómo convertir los obstáculos en oportunidades de vida.

Hace poco estuve con una familia que me habían pedido visitar. El padre de esta familia padece de cáncer. Le han extraído un ojo. La enfermedad le ha invadido el hígado. No obstante, lo encontré lleno de alegría y de paz. Él y su esposa se rieron juntos cuando me contaron que ella le había preguntado, días atrás: «¿Y cómo quieres el ataúd?» ¡Yo me quedé sorprendido! El hombre me comentó: «estamos hablando con nuestros hijos; estoy preparando a mis padres y a mi familia. No pasa nada malo; simplemente estoy a punto de partir». ¡Qué tremenda actitud! Esta familia logró transformar la adversidad en una oportunidad para darle sentido a la vida. ¿Cuánto vivirá este caballero? La verdad que nadie lo sabe. Lo que sí me quedó claro es que cada minuto, cada hora, cada día, tendrá para él el valor de una eternidad, precisamente porque no sabe cuánto tiempo le queda de vida. Y yo pensé para mí mismo: «así deberíamos vivir todos».

Todo lo determina la actitud. No podemos elegir lo que sentimos, pero sí podemos elegir la forma en que reaccionamos ante lo que nos ocurre. Los sentimientos emergen solos, pero la actitud que asumimos frente a la vida es lo que va a establecer la diferencia.

Respuestas que no sirven

¿Cómo enfrentar esos momentos difíciles? Puede tratarse de la quiebra de una empresa, un divorcio, la pérdida del empleo, un hijo esclavizado a las drogas o el descubrimiento de una enfermedad terminal. Sin importar cuál sea la dificultad, las personas manejan de diversas formas los contratiempos que surgen en la vida. Una de ellas es enojarse en extremo, lo cual contribuye a que el problema se vuelva aún mayor. Otra forma es culpar a los demás, que lleva a que nunca se resuelva. A veces se opta por enredadas excusas para explicar el porqué de la dificultad, lo que añade innecesarias complicaciones. Muchos optan por buscar la forma de ocultar la dificultad para que nadie se percate de que existe.

Oportunidades únicas

¿Por qué huimos de los problemas? ¿A qué le tememos?

Las dificultades nos presentan oportunidades sin igual. ¿Acaso no es hermoso abrir el corazón y pedirle a alguien que nos preste el hombro para llorar? Podemos pedir que alguien venga a hablar con nosotros, que eleve una oración a Dios para que nazca fe en nuestro corazón. Las dificultades crean la oportunidad de poner en orden las cosas, entre ellas, pedir perdón por las ofensas cometidas.

Representan una oportunidad para abrazar a nuestros seres queridos y decirles cuánto les amamos.

Podemos aprovechar la situación para darles las gracias porque han estado con nosotros en las buenas y en las malas. Todo esto hace que la vida cobre sentido.

Por medio de las dificultades, por ejemplo, puedo descubrir amigos del alma, de esos que están cuando los demás se han ido.

  Por medio de las dificultades, por ejemplo, puedo descubrir amigos del alma, de esos que están cuando los demás se han ido. Cada uno de nosotros posee el potencial para vencer la adversidad, de sobreponernos a los errores o a los malos resultados. Podemos aprender a ver estos momentos como victorias potenciales, momentos que nos brindan la oportunidad de aprender y crecer. Una dificultad puede ser la ocasión  para descubrir lo que yo no había visto hasta este momento. Solamente la dificultad lo trajo a la luz. Por medio de las dificultades, por ejemplo, puedo descubrir amigos del alma, de esos que están cuando los demás se han ido. Son los amigos que lloran nuestras lágrimas, que nos acompañan en la adversidad. Quizás vuelva a descubrir una familia que dejé de valorizar porque estaba muy ocupado en mis asuntos. Cuando vino el tiempo difícil ellos fueron los únicos que permanecieron. Vuelvo a valorar el regalo de una esposa o un esposo que me ama, de hijos que me alegran la vida, y entiendo que no puedo perderme ni un solo minuto de la oportunidad de disfrutarlos. Si estamos atentos, las dificultades pueden aportarnos muchos tesoros incalculables. ¿Qué es lo que hace la diferencia? La actitud frente al reto.

 

La actitud es clave

Esto me lo enseñó mi papá hace muchos años. Yo era un estudiante universitario. Mi papá era de provincia y me había dado un auto. Un día lo choqué. Con el susto típico de un joven adolescente llamé a mi padre, pensando en la forma en que iba a reaccionar, pues el choque le había ocasionado un perjuicio económico. Cuando levantó el teléfono, le confesé: «papá, choqué el auto». Guardo silencio, y luego me preguntó algo que marcó profundamente mi vida:
«¿Estás bien?»
«Si papi, estoy bien» —le contesté.
«Entonces no hay problema» —me respondió. «Lo demás es solamente material».
En ese momento pensé: «qué hermoso tener un papá así, que me valora más que las cosas».
En ese momento mi papá había sabido cómo refrenar su reacción, la tendencia natural a concentrarse en los daños materiales. ¡Esto se llama actitud! Es ir más allá de los sentimientos, para enfocarse en lo que realmente importa.

Vidas que inspiran

Permítame compartir con usted algunos ejemplos de la historia.

Winston Churchill repitió el sexto grado. Experimentó reiterados reveses en su carrera como parlamentario y fue cuestionado gran parte de su vida. No obstante, a los sesenta y dos años, llegó a ser el extraordinario primer ministró que levantó al pueblo inglés durante la segunda guerra mundial.

Abraham Lincoln perdió dos contiendas senatoriales y otra elección a un cargo público. Finalmente llegó a ser senador. Cuando buscó la reelección, volvió a perder. Montó una empresa y terminó quebrado. Buscó un socio para salir del primer enredo solamente para volver a quebrar. No pudo casarse con su novia porque ella falleció antes de llegar al matrimonio. Sufrió toda la vida de terribles depresiones.

Seguramente usted pensará que, con semejante historial, este hombre no tenía futuro. ¿Sabe qué estaba ocurriendo en la vida de Lincoln? Se estaba desarrollando el carácter de un presidente que cambiaría la historia, no solamente de un país, sino de la humanidad.

Nosotros nunca entenderemos, en el presente, por qué ocurren ciertas situaciones. Pero si le damos tiempo al tiempo, veremos emerger un carácter más formado, mayor humildad en el corazón, la sencillez de ya no mirar para abajo, sino mirar para dar la mano.

Permítame compartir otro ejemplo. En 1876 Alexander Graham Bell inventó el teléfono. ¿Sabe lo que comentó el presidente de aquel momento?: «es un invento extraordinario; pero, ¿quién lo va a usar?» ¿Cuál es la moraleja? Nunca crea a los que no creen, ni ponga atención a los que hablan sin sentido. Déle espacio al sueño que se está materializando.

La madre de Thomas Edison se vio obligada a sacarlo de la escuela porque no era muy capaz y terminó vendiendo periódicos en los trenes. Edison, que era amante de la lectura, acabó montando una pequeña imprenta para sacar el periódico que él vendía. Con la misma creatividad inventó muchos otros aparatos. El más famoso de ellos fue la lámpara de luz, aunque necesitó ensayar más de dos mil veces hasta alcanzar el éxito. Cuando un joven reportero le preguntó como pudo soportar tantos fracasos, Edison contestó: «No fracasé ni una sola vez. Simplemente tomé dos mil pasos para crear la lámpara»

El valor de la perseverancia

¡Memorice esa frase! « Simplemente tomé dos mil pasos para crear la lámpara» ¿Por qué? Porque usted lo tendrá que decir muchas veces. Si usted abandona un proyecto en el anteúltimo intento, usted nunca conocerá lo que lo esperaba en el último intento. De todo lo que pueda compartir con usted, quisiera que le quede este mensaje: No importa cuántas veces lo haya intentado, nunca deje de caminar, porque la victoria pertenece a los que caminan. Lo logran los que dicen: «Quisiera tocar guitarra y, aunque no tenga brazos, voy a ensayar seis horas al día hasta que los dedos de mis pies aprendan a afinar la guitarra y sacar de ella la más bella música». Esa es la inspiradora historia de Tony Meléndez.

Nunca se auto-rotule de fracasado cuando algo no ha salido bien. No se quede tirado en el camino, porque es muy posible que requiera de dos mil pasos para llegar a su destino. La persona que persevera, vence. Este es el secreto de los que se han sobrepuesto a las dificultades. Aprendieron a mantenerse en actividad, en movimiento, aun en medio de la adversidad y la oposición.El que decide transformar la adversidad en victoria, reconoce que el fracaso es parte del camino, parte del proceso.

El que decide transformar la adversidad en victoria, reconoce que el fracaso es parte del camino, parte del proceso.

Vencidos y vencedores

En su libro: El lado positivo del fracaso, John Maxwell hace una interesante comparación entre los que se dejan vencer y los que han decidido transformar la adversidad en victoria. Maxwell señala que el vencido culpa a los demás por lo que le ocurre. Quien decide triunfar en la adversidad, asume la responsabilidad de sus actos. El que se deja vencer espera nunca más fracasar, ¡pero es imposible! Todos los que abordan algún proyecto pasarán por el valle de la dificultad. El que decide transformar la adversidad en victoria, reconoce que el fracaso es parte del camino, parte del proceso. El que se deja vencer cree que va a seguir fracasando o, peor aún, se dice a sí mismo: soy un fracasado. El que elige transformar los fracasos en victoria mantiene una actitud positiva frente a la vida. Quien se deja vencer se siente limitado por los errores del pasado. Sin embargo, quien quiere caminar y llegar está dispuesto a volver a arriesgarse.

El secreto de caminar no son los resultados sino el esfuerzo realizado, la pasión invertida. Existen quienes siembran semillas pero nunca comen el fruto que sembraron. Por la fe regaron y abonaron esas semillas. Otras generaciones, como la suya o la mía, hemos recibido el privilegio de recoger naranjas. No olvide, sin embargo, que para que usted recoja esas naranjas alguien tuvo que estar dispuesto a sembrar las semillas. No significa que la persona que sembró sin ver las naranjas fracasó. Más bien, tuvo visión del futuro.

La persona que decide dejarse vencer, cede y se relaciona con las personas incorrectas, y depende de lo que otros hacen. Quien decide transformar la adversidad en victoria persevera. Elige con inteligencia a sus amigos, aquellos que han decidido acompañarlo. Al entender que cada dificultad puede ser una oportunidad para avanzar un paso más en el proyecto que se le ha confiado, avanza con una confianza repleta de pasión.

Este artículo resume parte del mensaje compartido por el Dr. Porras en la conferencia «¿Cómo enfrentar momentos difíciles?» El autor, un reconocido conferencista internacional, ha producido más de 10.000 programas radiales y televisivos sobre temas relacionados a la familia. Es el actual Director de Enfoque a la Familia para el mundo de habla hispana. Vive, junto a su esposa Helen y sus dos hijos varones, en San José de Costa Rica. Publicado en Apuntes Digital II-6, edición de enero - febrero de 2010. Los derechos están reservados por el autor y Desarrollo Cristiano Internacional, ©2010.

13 de octubre de 2010

Estética para el Corazón

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¿Quién de nosotras no disfruta de una hermosa tarde al calor del sol para que nuestra piel quede brillante y nosotras llenas de energía? O, mejor aún, ¿quién no disfruta de unas horas extras en un centro de belleza, donde tratarnos la piel, el cabello y refinar nuestras manos?

Tal vez eres visitadora frecuente de estos lugares que tan bien nos dejan y hasta nos hacen sentir como nuevas. Es interesante pensar cuánto tiempo y dinero algunas mujeres invierten en cuidar su imagen exterior, incluido su guardarropas o vestuario, pero qué poco tiempo invierten en cuidar su corazón.

El corazón, se sabe, es el asiento de las emociones y de la voluntad de las personas. Es por ello que cuando pensamos en el corazón, pensamos en el espejo del alma, el espejo de lo que realmente somos.

En ocasiones nuestro corazón está manchado, deteriorado, dolido por preocupaciones y los problemas del diario vivir. En otros momentos se encuentra tomado por una terrible enfermedad como la vanidad y el egoísmo. ¡Qué mal nos vemos entonces! No olvidemos que el corazón es el espejo de nuestra alma.

¿Cómo te gusta verte al espejo?
Ya lo dice la Biblia: "Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida. Con toda diligencia guarda tu corazón, porque de él brotan los manantiales de la vida" (Proverbios 4:23).

La sabiduría, el cuidado y el amor de Dios por nosotras son infinitos; por ello, desde tiempos antiguos, estas palabras nos llegan con el ánimo pronto para detenernos a revisar lo que habita en nuestro corazón.

Y no es necesario hacer nuestra propia lista, pues todas en algún momento nos identificamos con parte de lo que Jesús hacía notar a sus seguidores: "Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos... maldades, engaños, sensualidad, envidia, orgullo e insensatez. Todas estas maldades de adentro salen, y contaminan al hombre" (Marcos 7:21).

¡Ésta sí que es una fantástica radiografía del corazón! Tal vez no te habías puesto a pensar que el corazón también necesita pasar por un centro de embellecimiento. Y aquí mismo está su tratamiento:

En primer lugar, será necesario que enfoques tu vista en Dios: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu fuerza, y con toda tu mente" (Mateo 22:37). Él te ama desde siempre. Por ello prolonga tu vida.

Cuando vuelvas tu corazón a Dios, verás las situaciones de la vida con sus ojos, las vivirás desde su óptica. Podrás levantarte cada mañana y agradecer todo lo bueno del día, y poner en Él todas tus preocupaciones. Tus fuerzas serán nuevas, pues Él mismo nos promete que los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas y también la mente: "Y no vivan ya como vive todo el mundo. Al contrario, cambien de manera de ser y de pensar. Así podrán saber qué es lo que Dios quiere, es decir, todo lo que es bueno, agradable y perfecto" (Romanos 12:2).

En segundo lugar, el enfocar la vista en Dios hará que nuestra preocupación no esté solamente en nuestra persona, nuestra estética, nuestros gustos y deseos. Nuestro corazón se expandirá, recibirá la alegría que hay en amar a nuestro prójimo como a nosotros mismas. ¿Quién no ha sentido alegría en su corazón cuando ha podido ser de ayuda a otra persona? Tal vez una palabra que alentó; un abrazo que consoló; una mano que sostuvo, que compartió caramelos con un niño, ropa con la vecina necesitada... Y cuando lo haces una vez, tu corazón te pedirá hacerlo una y otra vez.

Transitamos por un mundo que mayormente cuida la estética de su persona exterior, la estética de su casa, de sus jardines, de los espacios públicos, pero que poco cuida la estética de su corazón.
¿Cuándo te miras al espejo - pero al espejo de tu alma - a quién te gustaría ver?

¿Cuándo miras el reflejo de tu alma, a quién reflejas realmente?
Los escritos antiguos registran estas palabras que salían del mismo corazón de Dios:

"No mires á su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desestimo; porque Dios mira no lo que el hombre mira; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, mas Dios mira el corazón. He hallado a ... un varón conforme a mi corazón" (1 Samuel 16:7).

Cuando Dios te mira, mira tu corazón.

Gabriela Evangelina Jaime de Riva

La Pregunta más Difícil

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La paternidad está llena de desafíos. ¿Quién de nosotros no ha tenido que responder a las preguntas que nos hacen nuestros hijos?

«Papi, ¿por qué no puedo tener dos perritos?»

«Si ustedes se casaron a los dieciocho, ¿por qué yo no?»

«Papá, ¿qué es la Viagra?»

Tales preguntas harían tartamudear a un sabio. Sin embargo, empalidecen comparadas con la que hace un niño durante un viaje.

En una encuesta llevada a cabo por Lucado y Amigos (yo entrevisté a un par de personas en el pasillo) me encontré con la pregunta más complicada que padre alguno haya tenido que responder.

¿Cuál es la pregunta más temida por mamás y papás?

Es la que hizo un niño de cinco años durante un viaje: «¿Cuánto falta todavía?»

Póngannos problemas de geometría y sexualidad, pero no hagan a los padres responder a la pregunta: «¿Cuánto falta todavía?»

Porque es una pregunta imposible. ¿Cómo hablar de tiempo y distancia a alguien que no entiende de tiempo y distancia? El padre novato asume que los hechos serán suficientes: «Trescientos ochenta kilómetros». ¿Pero qué es un kilómetro para un niño que no tiene edad ni siquiera para el jardín infantil? ¡Nada! ¡Es como hablarle en chino!

El niño entonces pregunta: «¿Cuánto son trescientos ochenta kilómetros?» Ante esta pregunta, sientes la tentación de ser un poco más técnico y entonces explicas que un kilómetro equivale a mil metros, de modo que trescientos ochenta kilómetros multiplicados por mil metros equivalen a trescientos ochenta mil metros. No alcanzas a terminar la frase cuando el niño se desconecta. Se queda quietecito hasta que tú te tranquilizas y luego te pregunta: «Papá, ¿cuánto falta todavía?»

El mundo de un pequeñín está deliciosamente libre de cuenta kilómetros y relojes de alarma. Le puedes hablar de minutos y kilómetros, pero el niño no capta tales conceptos. ¿Qué hacer entonces?

La mayoría de los padres recurren a la creatividad. Cuando nuestras hijas eran bebés, les encantaba ver la película La sirenita. Así es que Denalyn y yo usábamos la película como una economía de escala. «Como si vieran tres veces seguidas La sirenita».

Y por unos cuantos minutos, aquello parecía funcionar. Sin embargo, tarde o temprano, la pregunta volvía. Y tarde o temprano, decíamos lo que todos los padres dicen: «Sólo confía en mí. Disfruta del viaje y no te preocupes por los detalles. Te aseguro que regresaremos bien a casa».

Y nos esforzamos para que así sea. No queremos que nuestros hijos se compliquen con los detalles. De modo que les decimos: «¡Confíen en nosotros!»
¿Suena familiar? Posiblemente. Jesús nos ha dicho lo mismo. Justo antes de su crucifixión, dijo a sus discípulos que los dejaría. «A donde yo voy [Pedro] no me puedes seguir ahora; mas me seguirás más tarde» (Jn 13.36).

Tales palabras dieron origen a algunas preguntas. Pedro habló por sus compañeros y preguntó: «Señor, ¿por qué no te puedo seguir ahora?» (v. 37).

Dime si la respuesta de Jesús no refleja la ternura de un padre hacia su hijo: «No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros ... vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis» (Jn 14.1-3).

Lucado, Max: Cuando Cristo Venga. Nashville : Caribe-Betania Editores.

Difinitivamente en la vida Cristiana un elemento vital es creer, confiar y tener Fé en quien es nuestro Salvador. Muchas preguntas que tienes si Dios te las contestara no podrías entender sus respuestas y Él te dice, No se turbe tu corazón, cree en mí.

8 de octubre de 2010

Alza La Vista!

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Cuando yo estaba estudiando en la universidad, una de las materias que tuve que tomar era la de Atletismo. Una de las áreas en esa materia era el Salto de Longitud. Mi maestro, que era excelente, nos puso todos a saltar una vez sin decirnos nada.

Después de que cada uno había saltado, nos dijo que todos cometimos un error clásico y básico. Dijo que al pisar la línea de despegue, todos nos fijamos en la arena a dónde nos íbamos a aterrizar.

-"Quiero que hagan una cosa diferente en el siguiente salto", dijo mi maestro.

Todos pensamos que nos iba a decir que teníamos que correr más rápido o saltar más fuerte o algo semejante. Qué sorpresa nos dio cuando nos dijo que lo único que quería que hiciéramos diferente esta vez era, en el momento de pisar la línea de despegue, "¡levanta la cabeza y ALZA LA VISTA! Eso va a jalar tu cuerpo en un ángulo que les permitirá tener una mayor longitud en su salto," dijo mi maestro.

Muchas veces estamos tan enfocados en las cosas de este mundo y en nuestras propias vidas, que nuestros "saltos de fe" son tan pequeños. Ahí es cuando tenemos que levantar la cabeza y alzar la vista, "puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe". Sólo entonces vamos a hacer grandes cosas en el Señor.

Scott P. Brown

Juan 4:35
"¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega."

Que tengas un buen día!

4 de octubre de 2010

¿Quién Dijo que las Relaciones son Fáciles?

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“Lidiar con gente complicada siempre es un problema, especialmente sí la persona complicada es uno mismo”.

Las relaciones personales no son difíciles pero se vuelven complicadas cuando no aplicamos la Regla de Oro: “Haz a los demás lo que te gustaría que te hicieran a tí” o “No hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a tí”.  O mejor aún: “Trata a los demás como a ellos les gustaría que los trataras”.

Todos los días nos estamos relacionando con personas, quienes pueden ser  nuestra pareja, nuestras familias, amistades, clientes o relacionados y es probable que con algunos nos llevemos muy bien, sin embargo con otros se nos hace cuesta arriba desarrollar una relación y esto puede costarnos un fracaso, pudiera ser emocional, físico, espiritual o financiero, hasta la pérdida de un empleo.

El experto en liderazgo, John C. Maxwell dice que: “Todos los éxitos en la vida son el resultado de iniciar relaciones con la gente correcta y luego fortalecer esas relaciones con buenas destrezas relacionales.”

¿Cómo podemos mejorar?

El primer paso para tener una relación exitosa es “ser el mejor”, y tratar a los demás como a  mí me gustaría ser tratado. Esto no es solamente para obtener un beneficio de  la otra persona, es para mí propio beneficio.

Por ejemplo, las parejas de matrimonios son las que enfrentan mayores conflictos y esto se va a reflejar en todas las demás aéreas de la vida, en su trato con los hijos o con los compañeros de trabajo o socios de negocios. Diversos problemas atacan a las parejas y muchas veces no se resuelven por causa del egoísmo, donde ninguno quiere dar su brazo a torcer y piensan que cada uno tiene la razón. Buscan ganar cuando lo ideal es que ganen ambos. Para lograr eso debes recordar que lo que haces a tu pareja te lo haces a ti mismo porque están en el mismo juego. Debo seguir la Regla de Oro.

¿Estoy tratando a mi pareja como a mí me gustaría ser tratado?

¿Estoy tratando a mis compañeros de trabajo como a mí me gustaría que me traten?

Si yo hago trampas en el matrimonio, realizo cosas indebidas en el trabajo, no valoro las relaciones ni las amistades y lo que busco es mi provecho personal, me estoy engañando a mí mismo. No pienses que te estás saliendo con la tuya. Existe la ley de la siembra y la cosecha que dice: “Cosechamos lo que sembramos, más de lo que sembramos, después de sembrarlo”. Así que debo preguntarme: ¿Qué estoy sembrando en esta relación?

Porque si estoy sembrando amor, voy a cosechar amor. Pero, si estoy sembrando engaños voy a cosechar engaños. Si siembro semillas de rectitud cosecharé paz, integridad, relaciones benéficas de gran calidad y de valor permanente.

¿Qué clase de relaciones quiero tener?

Creo que todos queremos relaciones saludables, relaciones que nos hagan crecer, relaciones donde podamos sentirnos amados, y para lograrlo debemos proponernos nunca tomar ventaja de la relación, eso sería manipulación y sólo te estás engañando al final. El apóstol Pablo decía “Un poco de levadura leuda toda la masa”, es decir un poco de contaminación contaminará todo. Ahora debo preguntarme ¿Qué cosas debo sacar de mi vida que me contamina?

Recuerda el gran mandamiento dado por Dios “ama a tu prójimo como a ti mismo” no puedes amar a tu prójimo hasta que primero te ames a ti, no puedes valorar a otros hasta que no te valores a ti mismo. El punto es que no tienes ventajas sobre los demás, no estás solo y para vivir necesitas de buenas relaciones.

Hoy es el mejor momento para comenzar a vivir bajo la Regla de Oro, de comenzar a tratar a los demás como nos gustaría que nos trataran a nosotros, o mejor aún, como a ellos les gustaría ser tratados, nos llevaría seguramente a ser felices, productivos  y a vivir en un mundo mejor.

En amor y liderazgo,

Pedro Sifontes

1 de octubre de 2010

La Gratitud es una Fuerza

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Mostrar gratitud es una buena manera básica y práctica.  Decir “gracias” después que alguien nos haya servido debería ser tan natural como respirar.  Como la propina que le dejamos a la mesera en un restaurante, es lo correcto.  Cuando un niño ofrece un “gracias” oportuno a un adulto, sorprende a todos.  Sin importar cuán joven, el gesto cortés trasciende edad y sabiduría y se gana el respeto de sus mayores; por un momento el niño es su igual.  Resulta un pensamiento sorprendente el darnos cuenta que aquello pasa en respuesta a una simple frase, “gracias”.

He aquí el asunto: una actitud de gratitud y agradecimiento trasciende la cortesía; es más que una formalidad gentil.  La gratitud libera energía, poder y aún autoridad que nos posiciona en un mejor lugar del que estábamos antes de brindarla.  Como sugiere el título del pensamiento, ¡la gratitud es una fuerza!

Las palabras gracias y agradecimiento se usan 120 veces en la Biblia.  Además, es el hilo común que leemos en los Salmos.  “Te daré gracias en la congregación; entremos por Sus puertas con acción de gracias al Señor”.  Al establecer el gobierno de Israel, el Rey David designó a ciertos hombres, mañana y tarde, para “darle gracias al Señor”.

Este principio era tan importante que David empleó gente para cantar su gratitud a Dios todo el día.  El legendario rey no estaba siendo sólo cortés; su actitud de agradecimiento estaba enraizada en su alma.  David era un hombre agradecido.  No es coincidencia que el dulce cantor de Israel fuese también un estratega militar exitoso… David está agradecido.

Los Estados Unidos se convirtieron en un poder similar usando el mismo principio.  En 1621 los antepasados colonos hicieron un alto en medio del enredo de colonizar esta nueva tierra.  Se dice que había más tumbas para enterrar a sus muertos que cabañas para alojar a sus vivos.  Dejaron Inglaterra para colonizar una tierra de libertad pero en el comienzo, la libertad les eludió y la enfermedad les azotó.  La muerte era su compañera.

En medio de sus problemas, tras recoger una escasa cosecha, hicieron un alto y dieron gracias.  Lo llamamos Acción de Gracias; era una tradición del tiempo de cosecha que trajeron consigo desde Europa.  Aquí pasó de una mera formalidad, más que un mero ritual.  Este fue un sacrificio que escogieron ofrecer a pesar de sus dificultades.

Hasta donde sé, los Estados Unidos es la única nación que ha separado un feriado nacional de Acción de Gracias.  ¿Debiera extrañarnos entonces que los Estados Unidos, como David y el antiguo Israel, continúen siendo una fuerza con la que bregar?

De la misma manera, un corazón agradecido se torna igualmente poderoso cuando damos gracias.  Este acto sagrado se torna especialmente potente cuando lo ofrecemos en medio de las circunstancias contrarias de la vida.  Es más, estoy convencido de que la acción de gracias encarna una ley espiritual que Dios estableció en la creación.  Tan cierto como que la ley de la gravedad nos atrae hacia el suelo, la ley del agradecimiento atrae mejores situaciones a nuestra vida cuando damos gracias por nuestras bendiciones presentes.

De hecho, el favor descansa sobre aquellos que viven en una actitud de agradecimiento.  La Biblia narra cómo diez leprosos vinieron a Jesús pidiendo misericordia.  La Escritura dice que “fueron limpiados” de su enfermedad.  Los diez tomaron camino pero sólo uno regresó para decir “gracias”.  A este, el Señor le dijo: “Tu fe te ha salvado”.  No estoy seguro de la diferencia entre “limpiado” y “salvado”, pero tengo la sensación de que “salvación” es mejor.  Una sencilla “gracias” abrió el camino para una mayor bendición.  La gente agradecida obtienen favor; esto sigue la ley del agradecimiento.

De la misma manera, dos buenos hombres, Pablo y Silas, estaban aprisionados en una mazmorra del primer siglo por compartir las Buenas Nuevas.  En un sótano oscuro e infestado de ratas, estos presos decidieron cantar alabanzas a Dios.  Una versión bíblica dice que “dieron gracias”.  Al hacerlo, ¡la ley del agradecimiento entró en efecto y las puertas de la prisión se abrieron!  En vez de huir, Pablo y Silas se quedaron y compartieron su fe con los carceleros.

Tal es la actitud de la gente agradecida.  ¿En qué prisión nos encontramos hoy?  ¿Será una emocional?  ¿O financiera?  ¿Estaremos encerrados en culpa, preocupación, desánimo ó desilusión?  ¿Estaremos aprisionados por un hábito que no podemos romper?

Conozco al menos parte del remedio.  Comencemos a dar gracias cada día por las buenas cosas en nuestra vida.  Olvidemos lo malo y concentrémonos en las bendiciones.  Como dice la canción: “Contemos nuestras bendiciones”.  Escríbalas si tiene que hacerlo.  Con el tiempo, se desatará una fuerza a través de la gratitud que ofrezcamos.

Y en caso de que pensemos que no tenemos de qué estar agradecidos, ¿qué de el último aliento que acabamos de respirar, y el que siguió, y el otro?  Eso merece unas “gracias”, ¿verdad?  Comencemos con eso y estaremos camino a una vida de agradecimiento.

Feliz Día  y “gracias” por leer el pensamiento.

William Baldwin

¡Qué tengas un Día Hermoso!

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Después de admirar una pintura en la casa de una mujer, me sorprendió su generosidad cuando la bajó y me la regaló.

He visto muchos actos similares de bondad. Durante años, mi suegra conservó su arcaica nevera para poder dar más dinero a la obra del Señor.

Una familia cristiana que conozco ahorró dinero para comprar un auto. Pero cuando tenía una urgente necesidad, se quedó con su auto viejo y dio el dinero a la misión.

También he escuchado hablar de un hombre de negocios cristiano que se pone algo en el bolsillo todos los días para reglar: un bolígrafo, una baratija y hasta un billete de diez dólares. A medida que pasa el día busca a alguien que se sentiría bendecido por recibir un regalo. Al buscar constantemente una oportunidad de dar -dice- paso un día hermoso.

El viejo refrán que dice: Los que aceptan cosas comen bien, pero los que dan duermen bien es sólo parcialmente cierto.

No debemos de dar de mala gana ni sólo por obligación, sino de corazón. Es el dador generoso y alegre en que Dios ama.

2 Corintios 9:7
Que cada uno dé como propuso en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al dador alegre.

Que tengas un día hermoso!